Cuando tratamos de los adelantos del avance turístico en el mundo, ya sea en el inmenso desarrollo de la planificación de los mas atrevidos complejos, los espectaculares hoteles, o esas estructuras conmovidas cada día por la ciencia de la cibernética, vemos con satisfacción cómo toda la región iberoamericana -con las lamentables excepciones de todos conocidas- avanza imparablemente con un auténtico sentido pragmático en todos sus campos de actuación, desde la política a la empresa, teniendo como único tema de discusión su desajustada aportación al complemento social. Todo se andará.

Decenas de publicaciones escritas, ahora de forma digital diaria y permanente, circulan sobre la actividad turística desde México a la Patagonia Chileno-Argentina, pasando por todos los países de esta inmensa región del mundo, donde tanto queda por hacer y donde los recursos para desarrollar sus más remotas regiones, social y económicamente, están precisamente en promocionar su sector turístico, como ya han entendido las autoridades políticas y empresariales de la mayoría de ellos.

El capital internacional está volcado sobre una buena parte de esta zona del mundo, atraído por sus incontables recursos y por la situación económica que les permite conseguir mayores beneficios que en los destinos tradicionales, donde los salarios y la presión fiscal cada día son mayores, y por lo tanto merman los beneficios.

Contemplando los cientos de modelos de los llamados eufemísticamente "destinos maduros" y su evolución en los últimos 40 años, no se les debe de escapar a los expertos en la materia americanos cuáles han de ser las medidas para conformar unas estructuras turísticas modélicas que permitan a los más recónditos lugares de sus territorios beneficiarse del movimiento universal del turismo.

El turismo acaba con la pobreza, aseveración de la Organización Mundial del Turismo, que no nos cansamos de repetir, a la vez de la recomendación de tener sobre la mesa de trabajo el célebre Código Mundial de la Ética para el Turismo, publicado por la citada organización mundial, agencia autorizada de las Naciones Unidas.

Nos llega periódicamente la revista "Turista Magazine Destino", de Perú, en la cual encontramos hace algún tiempo un interesante comentario de su directora, la Magíster Elena Villar, en el que comentaba la necesidad de que ese extraordinario país dispusiera de un ministerio de turismo, comentario en el que aducía razones contundentes e indiscutibles.

Un ejemplo más de la toma de conciencia que siempre hemos comentado hace falta en todo el mundo, sobre la importancia que tiene el desarrollo del turismo para conseguir elevar el nivel de la calidad de vida de los pueblos, y que aquí, en Perú, debe haber calado de forma clara y precisa como se observa en el comentario citado.

Sin prisa, pero sin pausa, el desarrollo turístico avanza en esta América nuestra donde los recursos naturales parecen inacabables, mostrándonos a cada paso sus exuberantes bellezas naturales, sus más ancestrales vestigios históricos, y sus más connotadas leyendas, algunas de ellas capaces de transformarse para pasar a considerarse ya como hechos históricos, en ese mundo de ilusión que busca denodadamente el turismo y que ahí, en este brillante escenario para ello, ofrece todas las variables posibles para transformar países enteros en lugares de destino turístico de primera calidad.

Estamos ante el impulso arrollador del fenómeno socioeconómico que está transformando al mundo. Recordamos con triste ilusión cómo hemos contemplado el asombro que producía una de nuestras pruebas que lo demuestran, en una selecta reunión convocada por la Corporación Tachirense de Turismo, en la ciudad de San Cristóbal, hermosa capital del Estado Táchira, en los Andes de Venezuela, donde un grupo profesionales del turismo de la zona escuchaban con atención cómo desmenuzábamos las particularidades del movimiento actual del turismo mundial y cuál deberá ser su tratamiento para que la población de los lugares de destino obtenga los mayores beneficios socioeconómicos de ello.

Un reto que está íntimamente ligado a una adecuada planificación, para lo cual hoy existe una connotada experiencia y conocimiento que no podemos menos que aprovechar debidamente si queremos obtener óptimos resultados, lo cual es un deber y una responsabilidad absoluta de la autoridades de todos los países, sin que exista ninguna excepción.

El avance del movimiento turismo es fácil de demostrar: hagamos una simple prueba: que levante la mano la persona que no esté pensando en hacer un viaje ¿Vd. la levantaría? La cosa es así de sencilla y esclarecedora? El movimiento trepidante del turismo mundial? el turismo que viene... Iberoamérica lo tiene todo para participar de él? Esperemos.

* (Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, ONU)