Leer las declaraciones publicadas en EL DÍA del domingo 2 de septiembre del presidente de Cáritas Diocesana en Santa Cruz de Tenerife, don Leonardo Ruiz del Castillo, debería ser un ejercicio obligatorio para todos, esencialmente para toda la clase política. Representa esta entrevista una especie de código indispensable para comprender la situación de la pobreza en Tenerife, en el resto de las islas y en España en general.

Habla de la condiciones de muchas familias que están en el umbral de la pobreza extrema y de otras que siguen el mismo camino y que pronto se unirán a una larga lista que abarca las mayores desigualdades existentes, pues cada día hay más diferencias entre ricos y pobres. Lo expresa con mucha prudencia, como si sus palabras pudieran perjudicar la organización. Siempre hemos sabido que en la vida actual el revanchismo está a la orden del día, y algunos políticos no perdonan la verdad porque creen estar en posesión de la misma.

Además de exponer las circunstancias que han propiciado esta situación, aporta fórmulas para paliarla, ya que erradicarla totalmente es una utopía. Desde mi perspectiva de un ciudadano más, sin cortapisas ni nadie que me obligue a decir lo que no quiero, sin ningún rubor afirmo que esto no se arregla porque no existe voluntad. Los organismos y los que nos mandan están enclavados en sus cómodas poltronas, aferrados en unos emolumentos que se afanan por aumentar, pues para ellos tener más es facultad de poder, de ser superiores a los demás, y desde esa atalaya poder mirar a los pobres con desdén, pues son incapaces de compartir, palabra en desuso y clave para paliar tantas desigualdades. Por otra parte, tampoco se ponen de acuerdo entre esos organismos, y así transcurre el tiempo y la enfermedad, o sea, el hambre, se recrudece cada día más.

Lo peor de todo esto es que da igual quién mande, derecha o izquierda, y si mandaran los que están tan ávidos de poder, como es el caso de Podemos, que Dios nos coja confesados. Mientras ellos se enzarzan en disputas absurdas, aumentan los gastos superfluos, y se transmite una necesidad de divertirse que es irreal. Lo vemos cada quincena veraniega en las noticias, gente que sale de vacaciones o que vuelve después de tirarse a la bartola un mes y que reniegan del trabajo, que están cansados, dicen. El trabajo es esencia del ser humano, sin él seríamos unos seres inútiles.

No hay solución fácil, pero buscar formulas que repartan la riqueza, que valoren la equidad y sobre todo el respeto para los que carecen de todo, es primordial. Subir el salario mínimo y las pensiones es una tarea fundamental, las palabras y las promesas se las lleva el viento. Basta de tanto gasto público, somos el país más costoso de Europa. Los políticos tienen salarios excesivos y cuando se retiran disfrutan de unas prebendas imposibles de pagar. Aquí está el quid de la cuestión, reducir sus sueldos y menos gasto público es la solución.

Aún así, nuestro país es de los más solidarios. Señoras jubiladas o viudas sin retiro que se levantan de madrugada para ayudar en los comedores sociales. Gente voluntaria que ayuda con un desinterés digno de admiración. También hay empresarios solidarios que sacrifican sus beneficios, por ejemplo: Martín García de Montesano, Paco Gómez, un hombre con un corazón que no le cabe en el pecho, o José Antonio Padrón y muchos otros que dan todo lo que pueden. Nada digamos de las campañas de recogida de comida que ha encabezado Artiles desde su Mírame Televisión con ayuda del Banco de Alimentos y muchos otros.

Me entristece el ataque desaforado a la Iglesia Católica siempre que llega al poder la izquierda. En su menú del día está de primero el desposeerla de sus bienes. Ahora les ha dado por convertir la Mezquita de Córdoba. Qué sería de este país si la Iglesia no se ocupara de la pobreza, una verdadera catástrofe que aumentaría el gasto público, y nada digamos de si se abandonara el cuidado de parte del patrimonio artístico. Sería un desastre total. Más solidaridad y recorte de cargos. Solo han conseguido que haya más enchufados, arribistas, gente sin sentimientos y asesores que no asesoran de nada. Compartir.

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