La directora general de Trabajo, Concepción Pascual, tuvo que presentar la dimisión de su cargo, por la polémica planteada tras la publicación en el BOE, del día 4 de agosto, de una resolución por la que se anuncia la constitución del sindicato denominado Organización de Trabajadores Sexuales (OTRAS), que, al parecer, por iniciativa de dicha funcionaria fue fundado con carácter oficial como una "actividad mercantil". Dimisión que fue aceptada por la ministra de Trabajo, porque la creación de dicho sindicato está en contra de las políticas de igualdad que viene defendiendo el PSOE, pero que al publicarse en el BOE se da por hecho que el Gobierno socialista autoriza la creación de dicho sindicato. No obstante, se me ocurre preguntar ¿cómo es posible que una directora general de Trabajo tenga competencia suficiente para disponer la publicación en el BOE -que no es un periódico comercial- de semejante resolución? ¿En verdad que la ministra responsable no sabía nada? No lo creo.

Lo importante y trascendente de esta pifia, calificada por el presidente del Gobierno, señor Sánchez, como un "incidente administrativo", es que con esta resolución se viene a reconocer que la prostitución es un trabajo. Teoría que choca frontalmente con la opinión casi unánime entre el movimiento feminista y con las políticas de igualdad que hasta ahora han venido defendiendo los socialistas.

La legalización, mediante la publicación en el BOE, del Sindicato de Trabajadores Sexuales, ha provocado, igualmente, la reacción contraria de asociaciones que luchan contra la trata de mujeres y la explotación sexual que afecta a una gran mayoría de prostitutas. Pese a ello, hay quienes piensan que legalizar este trabajo sería una manera de garantizar sus derechos y combatir las mafias. Así pues, la polémica está servida.

Veamos. La creación del referido sindicato reconocería de facto que la prostitución es un trabajo. En España, la prostitución no es legal pero tampoco es ilegal. Ningún Gobierno, incluido el socialista, la ha sacado del limbo legislativo en que se halla. Su libre ejercicio no está penado. Sí lo está el proxenetismo, lucrarse de otra persona que ejerza la prostitución, tanto si está forzada como si no.

Es cierto que la mayoría de las prostitutas, lejos de toda experiencia placentera, se dedican al oficio contra su voluntad. El 75 % de las mujeres que terminan en la prostitución no son conscientes de su destino. Son menos del 10% las que se prostituyen de forma voluntaria, porque, sin duda, la prostitución no es una opción elegida por la mujer. Es, tal vez, en el caso de las voluntarias, el último recurso al que acude una mujer necesitada o desesperada económicamente.

El 80% de las mujeres que ejercen la prostitución son retenidas mediante el empobrecimiento, la drogodependencia, palizas, brujería, coacciones, etc., por lo que las obligan a tener sexo con un mínimo número de hombres diariamente.

Tras la aprobación del citado sindicato, el Gobierno está intentando, a través de la Abogacía del Estado, cancelar la resolución por la que se constituye y publica en el BOE, ya que ahora la prostitución queda legalizada en España como una actividad laboral. ¿Significa esto que el INEM puede ofrecer este "trabajo" a las mujeres, para 3 o 6 meses, con un período de prueba de 15 días? ¿Hay que enviar un currículum, o qué? ¿Querrán los políticos ineptos que sus hijas o hermanas tengan este digno trabajo? ¡Podrían empezar a ejercerlo mañana mismo!

La prostitución no puede ser considerada como una profesión, ya que se estima que ésta es incompatible con los criterios asociados a cualquier trabajo, como son la seguridad y la dignidad, así como la progresión profesional.

Si las mujeres tuvieran mas posibilidades laborales y económicas en esta sociedad no elegirían ser abusadas en la prostitución.