La metedura de pata de la Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife con el Círculo de Bellas Artes no tiene parangón. Desde 1918 lleva siendo seña y santo de lanzamiento y exposiciones de vanguardia del ramo, además de contar con una trayectoria intachable. Pero de pronto, el concejal de Urbanismo, Carlos Tarife, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, parece que ha decidido cerrar el Círculo, y es porque tiene un bar y eso es una actividad clandestina. El entorno más y menos cercano ha montado en cólera. Ha hecho falta la intervención del alcalde Bermúdez y de otros agentes como el Cabildo y el propio Gobierno de Canarias para que la poca clarividencia del concejal cesara. La mayoría de los problemas de la vida se solucionan hablando, cosa que Tarife no logró llevar a buen puerto.

Su presidente, Pepe Valladares, personaje al que admiro y respeto, asegura estar tranquilo tras las últimas reuniones mantenidas, y si él lo está, pues yo también. Yo instaría a la Gerencia de Urbanismo a intentar poner las cosas en orden antes de acabar con ellas. Máxime tratándose de un bien de tal trayectoria. La historia del Círculo es total, lo que ocurre es que quizás el pepero Tarife no se la sabe. Todo el movimiento cultural está montado en cólera por lo que considera una decisión poco trabajada. Ojalá se ponga el puñetero bar bajo la legalidad que corresponde al concejal trabajar, y Dios salve a la reina.

@JC_Alberto