"Rojo y negro", novela escrita por Stendhal, la protagoniza el joven Julien Sorel, el cual se dedica a ascender de condición social a cualquier precio, esencialmente diciendo a los demás lo que quieren oír mientras hace lo que los demás desean verle hacer.

Una retórica literaria que hoy se concretaría en un "trepa social egocéntrico y peligroso".

Sin embargo, el personaje despliega complejos matices que fluctúan desde la ambición, pasando por su repulsión a la pobreza, el desprecio de la intelectualidad y el trabajo pesado.

Al mismo tiempo, adora el estatus de la burguesía, sueña con Napoleón Bonaparte y se refina en el arte de la hipocresía, la rumorología y en el refinamiento para enfrentar a unos contra otros para su beneficio.

Un ser con una inteligencia natural que resplandece por sí misma pero que termina, inexcusablemente, ante el cadalso que lo alejó definitivamente de esta vida.

Personalmente, prefiero trabajar en un equipo con "hermanos, más allá de la sangre" donde el grupo fortalece las ideas y lleva al individuo más allá de sus propias limitaciones.

Construir Canarias desde la singularidad de cada isla. Volar sobre ellas y sentirme bienvenido allí donde aterrizas, sin más patrimonio que las ganas de trabajar por la idea de Canarias rica y cohesionada.

Una Canarias que se da la mano con el inversor local, nacional o extranjero que elige libremente la isla donde invierte en función de sus planes de expansión y no de la mirada microscópica de una isla en detrimento de otra.

Al fin y al cabo, resida donde resida la nueva empresa que apuesta por Canarias, contratará, distribuirá y ayudará a añadir riqueza y empleo en todas las islas.

Tenemos que hacer un esfuerzo para que la verdad y utilidad, en Canarias, sean coincidentes en expectativas y realidad.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria