Cuando se trata de defender los intereses de Tenerife, generalmente se nos reprocha que estamos avivando el pleito insular, pero cuando desde la isla de Gran Canaria algunos se emperran en mantener los suyos, entonces lo denominan "regionalismo" sin ningún rubor. Son las dos varas de medir la misma realidad que se produce en Canarias, dicen que aquí somos insolidarios y ellos en cambio se definen como el derroche de la fraternidad. Estamos acostumbrados a que cualquier reivindicación sobre nuestra isla, por justa y necesaria que sea, sea tildada peyorativamente como un intento de fomentar el enfrentamiento entre islas. Después, asistimos atónitos a la benevolencia con que se admiten las demandas realizadas desde la isla redonda, todo bajo el paraguas de un pretendido regionalismo unificador, que no es sino la careta para imponer lo que quieren, pretenden y desean.

Hay un asunto que tendría que llevar a una reflexión muy seria, los líderes de la mayoría de los partidos políticos de Canarias son originarios de Gran Canaria y eso no tendría más importancia, ni la debe tener, si no fuera porque la experiencia nos ha demostrado que, en muchísimas ocasiones y en la toma de decisiones trascendentales, les puede más el nacimiento que el cargo que ocupan. Cuestión muy diferente es la experiencia histórica de líderes de Tenerife que, por lo general, han sucumbido a ese discurso pseudoautonomista y encubridor, como pretexto para obtener beneficios insularistas proclives a los intereses grancanarios. Volvemos a repetirlo, porque es bueno que se sepa meridianamente, disimulan sus intenciones egoístas en un regionalismo ramplón, que solo tiene el nombre, pues esconde el más rancio rédito particular, controlador y excluyente.

Otra cuestión que nos debe alertar es la intromisión, que se está produciendo más de lo conveniente, en instituciones, entidades, organizaciones de diverso tipo, empresariales, sindicales de carácter provincial o insular tinerfeñas, de representantes venidos expresamente desde Gran canaria, con la disculpa manida de que Canarias es una sola región, descartan a los de aquí, para poner a los de allí, con el fin de dirigir las políticas que se ejecutan en nuestra provincia o desde Tenerife, siempre con el objetivo primario y a la vez último de controlar la actividad económica y social de Canarias. Por el contrario, en Gran Canaria, en general, son como muy cuidadosos en evitar la entrada en sus estructuras organizacionales de personas ajenas a la Isla.

También, como suele suceder en toda ocasión propicia, ahora saldrán como avispas los defensores ortodoxos de una pretendida unidad autonómica, por cierto, totalmente desnivelada, criticando nuestra posición legitima como insolidaria, dándole un matiz negativo; los puristas, los de siempre, los conocidos, a los que se les llena la boca hablando de Canarias como unidad indestructible, nos criticarán porque descubrimos públicamente lo que está pasando. No es hacer región lo que pretenden al copar puestos de responsabilidad, es puro intento de gestionar nuestra tierra desde los intereses grancanarios; se escandalizarán, se rasgarán las vestiduras, pero cuidado, que si se rascan mucho se les ve el plumero amarillo. Todo vale con tal de aparentar regionalismo, aunque después la escoba no haga sino barrer para la casa de siempre. Aviso a navegantes, los que más se incomodarán por esta evidencia que hacemos pública son precisamente los que promueven de manera solapada su continuidad.

Ante estas certezas, que por ahora nadie se ha atrevido a denunciar públicamente, pero sí a comentar en cenáculos y conversaciones privadas, pasa lo mismo que con otros temas fundamentales, recordamos el famoso "silencio sonoro" en Tenerife a la hora de reivindicar las obras de infraestructuras de los que ven, se callan o no se atreven, ellos sabrán el porqué de su mutismo. Estamos padeciendo una indolencia a todos los niveles, que está repercutiendo en una desvertebración territorial, económica y social de Tenerife, lo que pone en peligro un desarrollo sostenible que tiene que materializarse en más acción, menos complejos de inferioridad y más orgullo tinerfeño. Ante los que se escandalizarán por lo que decimos, sencillamente decirles que la verdad y las pruebas aguantan cualquier crítica.

*Presidente de Fepeco