Ahora, tras 45 años de estar ocupando un espacio en un parque de la ciudad de Los Ángeles, se ha retirado del lugar la que mostraba la efigie del descubridor del Nuevo Mundo, Cristóbal Colón. Y ello ha sido por acuerdo del Gobierno del condado a propuesta de una miembro del mismo llamada Hilda Solís, de ascendencia peruano-mejicana.

Puestos a reescribir la Historia ¿sería tal señora quien es si Cristóbal Colón no hubiese descubierto, en su derrota hacia las Indias, la existencia de aquel continente? Cualquier día, si los Puigdemont, Torra y compañía siguen afianzándose en su pretendida independencia del Estado español, con la aquiescencia de don Pedro Sánchez, no tardaríamos en ver el desmontaje de Colón de su columna pedestal ubicada cerca del puerto de la ciudad de Barcelona. En este caso quizás no se achacase a Colón la responsabilidad de las posteriores actuaciones que la perpetrada historia negra adjudica a los conquistadores españoles. Se le achacaría ser reflejo y emblema de la Hispanidad.

A mi sentimiento le resulta aberrante la decisión y ejecución perpetrada por la ciudad de Los Ángeles. Ciudad de un territorio devenido en el tiempo a lo que conocemos como EE UU (Estados Unidos de Norteamérica) y que con la llegada de franceses, irlandeses, ingleses? se cepillaron a los autóctonos pobladores de aquellos lugares que, en mi juventud y por aquellas películas de buenos y malos, veníamos a conocer a sioux, comanches, apaches y otras tribus. Y siempre los "buenos" eran los blancos y los "malos" los pieles rojas. A los que no se cepillaron los recluyeron en "reservas" que, poco más o menos, venían a ser como los guetos instituidos en nuestra era contemporánea por el nazismo para los judíos.

Me parece que no tiene explicación lógica juzgar hechos y actitudes de hace siglos con principios e ideas de hoy que, además, cambian día a día, cuando no en horas, siguiendo la filosofía de Groucho: "si no le gustan estos principios, tengo otros".

Retirar, demoler, estatuas no cambia el curso de la Historia. Sólo trata de ocultarla al conocimiento de las generaciones venideras. Y eso lleva el germen de poder repetir similares acontecimientos en el futuro. Retirar las estatuas de Stalin, de Sadam Husein, de Franco no significa que no estuvieron. Otras estatuas que se mantienen o se han erigido en el presente no pueden significar que fuesen mejores que aquellos.