Estos días se han inaugurado unas instalaciones pioneras para el queso en Tenerife (construidas por la cooperativa La Candelaria, con la ayuda del Cabildo), obra que permite regular el mercado, así como cámaras de maduración, envasado, frío, etc. Con algo más de 800 m2, suponen un coste que supera los 700.000?, siendo una referencia al ser una empresa que produce más de 700 tm3 de queso anual. Hemos de valorar no solo la mayoría de edad de dicha cooperativa, sino también la implantación en un territorio amplio, varias islas, creando riqueza y siendo una referencia solvente en la dignificación de la ganadería, obra muy vinculada al querido Pedro Molina.

En el caso de Benijos, las cabras han limpiado de vegetación numerosos barrancos, siete u ocho mil bocas retirando zarzas, cañeras, vinagreras, hinojos, etc. Véase la diferencia entre los barrancos de La Orotava, con los de Tacoronte, Icod de los Vinos, Barlovento o Hermigua. La desaparición del pastoreo entraña un riesgo y un coste ambiental, puesto que al no haber cabras que se coman la maleza, el peligro de los incendios es más alto.

No olvidemos que hace una docena de años los ganaderos de La Orotava, el ayuntamiento y el Cabildo trataron de construir unos establos fuera de los barrancos y la burocracia y el señoritismo local lo impidieron.

Hemos de recalcar que la producción de queso en Benijos tiene que ver con ganaderos localizados en distintos puntos de las Islas, dignificando una actividad que genera riqueza y nos hace menos dependientes del exterior. También son una referencia para los ganaderos de vacas, incluso para otros ganaderos que no entregan la leche a dicha cooperativa, o la entregan parcialmente, ya que se ha creado un tejido local que dignifica y valora los productos de la tierra, como ocurre con la revalorización que se ha hecho en los últimos años del ganado autóctono (cabras, arrastre, vacas del país, matadero y carne fresca, etc.). Qué decir de la trashumancia en Gran Canaria, autorizada al reconocer los aspectos positivos en el incendio de 2017, gracias a la larga lucha de los ganaderos de Tamarán, en los casi 40 años de democracia en la piel de la isla redonda.

Este año le han dado un premio en Agrocanarias al queso de oveja de los trashumantes Caideros de Gáldar.

Aquí, después de más de 2.000 años con cabras y ovejas pastando en la piel de las Islas, no permitimos que nuestros pastores limpien entornos forestales o montes adehesados, en los que retiremos maleza con los dientes de cabras y ovejas, tanto en el Valle de La Orotava como en otros puntos de las Islas, con la única excepción de Gran Canaria.

Nos gusta el queso y queremos montes limpios, pero no queremos ni cabras, ni vacas, ni establos, como en California. Es bueno que sepamos que Trump anuncia que hay que coger el rastrillo para apagar el fuego, y que el actual incendio se apagará para final de mes, con las próximas lluvias, ya que los miles de bomberos y cientos de aviones no han podido con el mismo.

Hemos de poner recursos en cuadrillas para trabajar en los montes: limpieza, entresaca, abono para el campo, etc., pero también en un pacto con los ganaderos, incorporando los mismos a la retirada de lo que llamamos combustible en los veranos canarios, que nuestros ganaderos llaman pasto. Cada cabra demanda de 10 a 20 kilos al día, y una vaca más de 50, sólo las cabras de La Orotava retiran cada día más de 300 t, producen alimentos y generan varios cientos de puestos de trabajo, en una isla más sostenible y más solidaria campo-ciudad gracias a Pedro Molina, Agate y la Cooperativa La Candelaria. ¡Enhorabuena para el campo canario!