España parece haberse empeñado en simular que tiene problemas de ricos, porque es rica, forma parte de Europa y tiene euros. Pero ni es tan rica ni sus problemas son de ricos. Eso lo pueden decir y simular países como Suiza o Alemania, que, por cierto, no lo dicen ni presumen de semejante cosa. Lo suyo es investigar más, producir más y mejor, y trabajar con responsabilidad para vivir bien. El debate político español, además de preocupante por lo lamentable que resulta ver el precario estado de su justicia, es demagógico y populista. Digámoslo claro: España puede repartir mejor su riqueza pero no repartir más, porque ya no puede endeudarse más. Y ante esa situación, si quiere repartir más debe producir más, mucho más, y mejor. Y debe producir más siendo competitiva, porque con su mercado interno ya no le basta para vivir bien. Si la clase política se empeña en embarrar el campo desde la derecha o en hacer populismo -electoralismo en el mejor de los casos- desde la izquierda, esto puede acabar mal. Como ya sucedió en otros momentos, algunos lejanos, otros menos. Ya sabemos que sus señorías, que entre sueldos y comisiones, ganan 7.000 euros al mes -o más- piensan que esto es El Dorado, pero esto no es Hawaii (qué "wai"), ni da igual. Ahora bien, España puede repartir mejor su riqueza, máxime si aumenta sus ingresos y progresa en la eliminación de gastos ineficientes. Si alguien cree posible seguir tirando del déficit y, por añadidura, de la deuda pública está hundiendo -aún más- el país. Ya no se trata de si en Europa se tragan o no las milongas que les cuenta una de las suyas, presionada por su presidente, la desorientada ministra Calviño. Se trata de que este país gasta más en hacer frente al peso de la deuda que a ninguna otra cosa. Lo que estos días le están diciendo a España la Unión Europea, la OCDE y el FMI se lo deberían estar diciendo a sí mismos Gobierno y oposición. Porque esta vez están criticándole a España lo que también se sabe en España, un país sin margen como vengan mal dadas. Aquí hay cosas que no se quieren decir en público, porque sus señorías se lo pasan mejor hablando de aumentar los gastos, meter en cintura a los independentistas, doblegar a los jueces, hacer viajes sin ton ni son... E incluso de escupitajos, que ya hace falta tener mal gusto. Esto va mal. Está mal y seguirá yendo mal si no se afrontan reformas estructurales. Hay muchos ejemplos de situaciones así por el mundo adelante, incluso en España a comienzos de los años 80. Cuando países como Alemania, España, Corea del Sur, Costa Rica, Finlandia... tuvieron problemas estructurales y los afrontaron salieron fortalecidos de sus crisis. Cuando países como Argentina o Venezuela -a veces también España- tuvieron problemas estructurales y los eludieron, se hundieron. Toca optar por cómo se quiere que sea España, sin necesidad de embarrar el campo ni de hacer populismo. De verdad.