Descubrí Gibraltar, su existencia digamos empírica, la noche del 23-F, tenía claro que de progresar el golpe acabaría detenido, estaba lejos de mi paisito, muy aislado y paranoico perdido. Pocos años antes, en la mili, los militares ya me habían advertido por mis antecedentes políticos. Me pasé toda la noche pensando en Gibraltar, también al sur aunque plaza sin riesgo.

Muchos años después conocí el refugio de Gibraltar. La segunda vez le dije a una argentina que venía con nosotros, señalando la Union Jack, "gracias a estos tenéis democracia". Tras la debacle de la invasión de las Malvinas, la dictadura argentina colapsó y cayó sola, sin que la borrachera patriotera del país la enfrentase. Obviamente, como suponía, se molestó, así que añadí "no hay una sola fotografía de los argentinos manifestándose contra la dictadura militar, ni una sola, pero sí muchísimas de decenas de miles ebrios de chauvinismo jaleando la dictadura por la invasión de las Malvinas". En esa época, los caudillos de la justicia universal, como el exprevaricador Baltasar Garzón y colegas australes, no prestaban atención a esas cosas en tiempo real; omitidos en el suceder de los hechos, argentinos y españoles librarían sus heroicas batallas a las dictaduras ausentes.

Gibraltar pasó a manos británicas en 1713 por el Tratado de Utrech, que puso fin a la guerra de sucesión española entre austracistas y borbónicos, cuando muchos catalanes lucharon por ser súbditos de un Habsburgo austríaco; deseo de permanencia en España bajo un Habsburgo que siguen celebrando con la Diada cada año, sorprendentemente y con total naturalidad.

Para mí no es posible la comparación de España con las nacionalidades y regiones que constitucionalmente la componen. Estas me parecen muy menores, de una artificialidad insultante ¡que nosotros hemos visto inventarlo todo!: banderas, himnos y nombres; falsificar historia e instituciones; maniobrar con el folclore, la etnografía; modular sentimientos; enorgullecerse con "señas de identidad" que nadie sabe lo que son, y la comida de la madre. El proceso de aculturación de lo español por las regiones algún día se estudiará.

Realmente, lo original y singular es España desde el punto de vista histórico, antropológico y del patrimonio cultural material e inmaterial. Con idéntica forma de vida. ¡Quién lo diría! Los hispanistas del mundo lo saben muy bien. No se dedican a la sardana ni al aurresku. Como Gibraltar constituye la excepción, la anomalía, la rareza, el quiebro histórico, la diversidad objetiva. Nuestra propia historia real. De la misma forma que Ceuta y Melilla merecen seguir siendo españolas.