Max Weber distingue dos éticas; la de los principios y la de la responsabilidad. La Ética de los principios, es por denominarla de alguna manera, la buena, la fiel, la deseable, la que nos sitúa en el camino de la solidaridad , en el de la colectividad, la que mira por encima de cada cual al "otro" implicándose a su favor. La ética de los principios, no obstante, por deseable, es la gran ausente, la inusual, la olvidada.

La ética de la responsabilidad es la pseudo ética, la pragmática, la usada por la mayoría de los que detentan poder político cuando de la ética se hace invocación, es la que machaca a quien se ponga por delante, es la justificativa, la única que se tiene a mano, un deslustre del entorno humano; se habla de ella sin pensar en el otro sino exclusivamente en uno o en los intereses de unos cuantos.

En este campo de la filosofía irrumpe Javier Muguerza que lo tuvimos por La Laguna en 1972 que durante cinco años en su Universidad impartió clases y pensamiento desde la cátedra de "Fundamentos de Filosofía". El cual en un libro publicado en 1990 y que no nos cansamos de consultar y releer, "Desde la perplejidad" nos habla de la "Ética de la resistencia".

Cuando ni la de los principios ni la de la responsabilidad nos dicen nada, cuando sus conceptualidades suenan a hueco, cuando a la gente se le intenta despojar de su identidad, cuando a los territorios desde tribunas centralistas y recalcitrantes imbuidas de ideologías romas y anticuadas pregonan su invisibilidad, aparece para muchos, y, sobre todo, para los que transitamos por el camino del nacionalismo esa perplejidad que señala Muguerza, y que, de momento, será'' la senda a seguir en el rearme de una moral colectiva, ampliamente nacionalista arropada en la ética de la resistencia.

Cuando se esta'' masacrando a la racionalidad, y se da pábulo al fantochismo; cuando se rinde culto no a la imaginación e inteligencia sino a la ramplonería, y mediocridad; cuando lo soez cambia su rostro por la clarividencia; cuando los tartufos abundan por cualquier esquina, y los esquiroles consigo mismos son legión; cuando se nos trasmite el discurso que no hay nada que hacer mas allá'' de lo que piensan los torpes; cuando parece ser que la democracia es un bulo, un circo, da la sensación que la única alternativa es encaramarse en la atalaya de la perplejidad con el intento de percibir los desplantes que desde una ética que se dice correcta, como la de la responsabilidad, se arrinconan pueblos y se taponan culturas.

Por eso nos viene bien recordar la canción del centinela de Edon , que es un buen ejemplo, cuando el preso, el exiliado y extranjero en su propia tierra le pregunta al centinela, ¿Cuánto ha de durar la noche todavía?. Y este le responde: es de noche aun, pero mañana ha de venir.

Muguerza nos ayuda a reflexionar desde la perplejidad y podremos decir: no se si mañana llegara'', puede que si, puede que no .Pero llegue o no llegue, hay que resistir.