El pasado jueves tuve la oportunidad, en EL DÍA Televisión, de entrevistar, con mis compañeros Enrique Hernández y Leopoldo Pérez, al responsable en nuestros lares de las Loterías y Apuestas del Estado, Luis de Montis. Luis, que además de ser un profesional como la copa de un pino, es mejor persona, nos expuso un buen puñado de verdades y mentiras sobre la lotería que nos acontece. El eslogan de cada año viene siendo algo así como: "el mejor premio es compartirlo", refiriéndose a los boletos. Pero ¡ojo al dato!, lo de firmar el billete por detrás quienes comparten el décimo no sirve de nada legalmente. Es más, entorpece cualquier investigación, en caso de que la hubiese, porque se "manipula" la papeleta. Parece que una de las soluciones más efectivas es fotografiar el número por WhatsApp y especificar cada uno de los participantes junto al boleto en un mensaje de esta red. Y si bien en Navidad la lotería da la impresión de ser la más dotada económicamente comparada con cualquier otra, es falso. El Gordo son 400 millones, menos el 20% que se lleva Hacienda. Menos, quizás, que el Euromillón, la Bonoloto o la Primitiva.

¿Pero dónde está el truco entonces? El primero es que en Navidad todos estamos mucho más sensibles a la ilusión. En segundo lugar, el boca a boca y la propaganda que se genera, que es la más brutal. En tercer lugar, el Estado, astutamente, nos traslada el mensaje de poder quedarnos fuera de cualquier peña o grupo que nos invite a jugar y que se infle a ganar dinero. Pero lejos de sentimentalismos, lo real es que las series que se juegan en Navidad son muchísimas más que en cualquier otra ocasión del año, con lo cual es más factible que te toque. Y es que lo veamos como una quimera, una remota posibilidad, una ilusión, o una opción desesperada: (casi) siempre toca.

@JC_Alberto