Estamos en diciembre, época de fiestas religiosas de gran tradición en España y que la población disfruta a su manera. El 8 de diciembre fue el día de la Inmaculada Concepción, fiesta nacional, Patrona de España, proclamada por el papa Clemente XIII en 1760, a solicitud del rey Carlos III, basado en el llamado milagro de Empel. De acuerdo con la tradición, el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla combatía con unos 5.000 hombres, durante la guerra de los Ochenta Años, en la Isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal, en Flandes. Se encontraba bloqueada por la escuadra del almirante Holak. La situación era desesperada para los españoles, pues también escaseaban los víveres y la ropa seca. El almirante enemigo propuso una rendición honrosa, pero la respuesta española fue clara: "los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de la capitulación después de muertos". HolaK abrió los diques de los ríos para inundar el campamento español, pronto no quedo más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se habían refugiado los españoles.

De acuerdo igualmente con la tradición, un soldado del Tercio de Infantería, cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el jefe del Tercio, considerando el hecho como un milagro, reflejo de la posible protección divina, insto a sus soldados a luchar encomendándose a la Inmaculada. Un viento inusual e intensamente frío se desato esa noche helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del 8 de diciembre, obteniendo una victoria completa, que hizo exclamar al almirante Holak : "Tal parece que Dios es español, al obrar tan grande milagro". Ese mismo día entre vítores y aclamaciones la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes y de Italia. El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por Real Orden de la reina regente doña María Cristina de Habsburgo, reina de España, se declara "Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción".

La Inmaculada Concepción es un dogma de la Iglesia Católica que afirma que María, madre de Jesús de Nazaret, a diferencia de los demás mortales, no fue alcanzada por el pecado original, cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, al comer la manzana por indicaciones de la serpiente a Eva, sino que desde el primer instante de su concepción estuvo libre de todo pecado y así ascendió al cielo en carne mortal, no después de muerta, porque no murió. Era hija de San Joaquín y Santa Ana, vivían en Nazaret y se desposo aunque era virgen, con el carpintero José, posteriormente San José. La Virgen María recibió la visita del Arcángel Gabriel, que la saludó como "llena de gracia" y le anunció que concebiría "por obra del Espíritu Santo al Hijo de Dios". A lo que ella contestó: "que cómo iba a ser eso, si ella no conocía varón, pues era virgen". El Arcángel contestó que el Espíritu Santo la cubriría. María contestó entonces: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según su palabra" y concibió su hijo Jesús en Belén de Judá, huyendo después a Egipto para librarlo de la persecución de Herodes.

Comienzan en estas fechas las Navidades, se ha celebrado ya el Tercer Domingo de Adviento, o de llegada, falta solo el cuarto, ¡el nacimiento del Hijo de Dios! Que viene para salvarnos, debe ser pues una época de amor, alegría y generosidad. Más o menos así solemos celebrarlo los cristianos. La Navidad de Belén no es un cuento inventado por las comunidades cristianas de los primeros siglos, sino un evento histórico que ha cambiado la historia de la Humanidad. En estas fechas, al menos en España e Italia, "instalamos un belén", donde reflejamos lo que ocurrió aquel 24 de diciembre, con la Virgen, San José, el Niño, la mula, el buey, los ángeles y un grupo de pastores, lo cual nos llena de ilusión y amor. La historia de los belenes parece que comienza en 1223, en una cueva cercana a la ermita de Greccio, en la provincia italiana de Rieti. Fue San Francisco de Asís quien representó la escena por primera vez, de allí se extendió por la Península itálica y después al resto de Europa. El montaje de los belenes comenzó como una practica eclesiástica, hasta convertirse en una costumbre familiar, y en Canarias incluso de las Instituciones publicas. El del Cabildo de Tenerife creo que cumple el 30 aniversario el montaje de su belén.