Cada mes, cuando se publican los datos del paro, el Gobierno saca conclusiones positivas de cara a la mejora experimentada del desempleo en España, sin embargo, por mas alabanzas y castillos de fuegos artificiales que se lancen ensalzando los avances que en materia de empleo se van experimentando, lo cierto es que la tasa de paro sigue siendo mala de solemnidad. Así, el año 2017 se cerró con un paro de 16,4 %. Un mal dato porque afecta a 1,9 millones de personas que desde hace muchos años no saben lo que es un empleo. Son los llamados "parados de larga duración". Cientos de miles de estas personas son asiduos visitantes en las oficinas de empleo y difícilmente encontrarán un puesto de trabajo, por lo que no pueden incorporarse a una vida laboral activa para atender al sustento y mantenimiento de su familia y tener planes de futuro. Aunque lo mas grave de esta situación es que mas de 1,2 millones de hogares se encuentran ante una dura y difícil situación, como es tener a todos sus miembros activos en el paro.

España, con respecto a los países de la UE, con una tasa de 16,4 % de paro se encuentra por detrás de Grecia (20,7 %) en la tasa de desempleo. Es decir, la segunda mas baja de Europa y además, con las peores condiciones laborales.

Al concluir el pasado año 2017, España lideraba el paro juvenil en Europa, el de los menores de 25 años, con una tasa aproximada al 37% y casi 650.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan. Cifra que según la OCDE triplica la media de los países mas desarrollados. Un dato escalofriante que pone en relieve la posible pérdida de una generación y la precariedad laboral española. ¿Qué futuro espera a estos chicos y chicas?

Pero es que, España, también lidera el paro en mayores de 25 años. La tasa de desempleo en estas edades, con un 15,6%, fue la mayor de la OCDE.

¿Qué está sucediendo cuando uno de cada dos jóvenes españoles está en el paro porque no tiene trabajo, ni lo encuentra? ¿Qué pasa cuando no le quieren contratar porque carece de experiencia laboral y no está cualificado para desempeñar el puesto de trabajo, o por todo lo contrario, su perfil, formación y estudios es sobrado y los empresarios no lo valoran porque prefieren jóvenes que no destaquen para poder "manipularlos"?

Por lo general, los empresarios son muy selectivos a la hora de contratar a algún joven porque saben que pueden exigir y elegir: experiencia laboral de varios años demostrable, disposición horaria, contratos en precario, horario de trabajo extraordinario no compensado con días libres o remunerado, etc.

El empleo juvenil, sobre todo, debe ser una prioridad para el Gobierno de Sánchez, porque este colectivo es el que mas sufre temporalidad, parcialidad, sueldos bajos y, en algunos casos, trabajos fuera del horario establecido sin percibir la retribución correspondiente a las horas extras y sin control alguno.

La actuación del Gobierno en materia de empleo juvenil ha sido y es desastrosa. No solo no ha tenido un plan de empleo, lógico y estructurado, sino que, aunque parezca increíble, el dinero que se recibe de la UE para este fin y otros de asistencia social, en ocasiones, se está devolviendo por incapacidad o desinterés del Ejecutivo, dándole un destino útil para los fines que es concebido.

¡Qué va a ser de estos jóvenes cuando, sin tener un trabajo, ni un futuro digno, carezcan del apoyo de sus padres que se ven en el deber de apoyarles y lamentarse de su situación. ¡Cómo se van a poder emancipar! ¡Qué falta de consideración!