Apenas quedan unas horas para finalizar este año que dejamos a nuestras espaldas. Automática e instintivamente terminamos o comenzamos nuestras agendas con una lista de propósitos para el año nuevo. A medida que sumamos asteriscos a la lista nos damos cuenta de que muchos de ellos los hemos repetido, pero no, no los hemos repetido en líneas anteriores, los hemos ido repitiendo años tras años. En ese inspirador momento me pregunto de qué sirve nuestra lista de propósitos de año nuevo.

Pues lo cierto es que si somos realistas a la hora de redactarla y nos caracterizamos por ser personas constantes en nuestro trabajo y rutinas, nos sirve de mucho. Esta lista suele convertirse en un manuscrito de intenciones y si la hemos hecho bien nos servirá para no perder de vista nuestras metas, ubicarlas en el calendario y acercarnos día a día a conseguirlas.

Pero, ¿desde cuándo haces este tipo de lista?

Desde siempre, ¿verdad? Y cuando termina el año y la revisas, ¿qué pasa? ¿Te asustas, te ríes, miras para otro lado como si alguien estuviera siendo consciente de tu evidente desilusión?

Hacer una lista de propósito de año nuevo desmedida puede venirnos en contra, ver que no hemos logrado cumplir nuestros objetivos depende del día que hayamos tenido puede ser devastador, por eso, un único consejo para quienes pretenden mantener las costumbres: "Sé realista".

Si te apetece hacer algo nuevo, si eres de los que se motiva haciendo cosas distintas, si no eres el/la típica? ¿hacemos algo distinto?

¿Qué tal si intentamos realizar otro tipo de lista? Una lista simple, sencilla, realista, fácil de cumplir. Una lista con aquellas cosas que has hecho años anteriores y no quieres repetir en el año que entra, una lista en la que resumamos nuestros valores, nuestras motivaciones, nuestras prioridades. Una lista que nos ayude a ser fieles a nosotros mismos en los momentos más complicados y de dudas que sabemos que tendremos en algún momento del 2019.

Lo sé, lo ves demasiado sencillo y piensas que eso no va a valer de nada pero, entre tú y yo, cuántas veces has dudado hasta de ti mismo en los últimos 365 días? Dudamos, dudamos a la hora de elegir el desayuno, dudamos cuando nos vamos a vestir para ir al trabajo, dudamos y dudamos en el desarrollo de nuestra jornada laboral. Vale, ya me crees.

Ahora asiente a medida que lees, "son muchos otros los momentos de lucidez". ¿Por qué no aprovecharlos? ¿Por qué no hacernos unas pequeñas "chuletas" valiéndonos de nuestros propios conocimientos? ¿Por qué no hacer como aquellos que viajan al pasado para dejar la libreta con los número de loterías de un año "x" del futuro que en realidad es el presente? (Si no eres de los de "Regreso al futuro" omite esto último que has leído, no te vuelvas loco/a).

Así que toca hacer una lista de "no propósitos", una lista que no nos agobie ni condicione, una lista que simplemente nos guíe en esos momentos de dudas. Por ejemplo, no hacer una lista de propósitos de año nuevo o no dejar la ropa tendida más de tres días seguidos.

Podemos hacer la lista tan larga como se nos ocurra, solo nuestras necesidades marcarán su extensión. No agobiarme con la comida frente a ir al gimnasio, si estas dos ideas rondan tu cabeza es evidente que te importa tu alimentación, tu estado físico, tu salud y tu bienestar, y ése es el primer paso. Ser conscientes nos lleva por el mejor de los caminos, exigirnos quizá fuera el camino contrario.

Seguro que has oído hablar de mujeres que llevan años queriendo quedarse embarazadas e imposible, mujeres que han ido a especialistas y éstos no les han encontrado ningún problema fisiológico. Mujeres que, incluso, han optado por adoptar debido a que no se cumple su sueño de ser madre y, voilá, fuera presiones, fuera metas, fuera exigencias y ahí tienes a una mujer embarazada? Quizá seas más de las de "Sexo en Nueva York", solo hay que seguirle la pista a Charlotte.

No nos vamos a exigir, no vamos a agobiarnos, no vamos a exigir ni agobiar a nadie, no, a tu pareja tampoco.

La ambición es una palabra que engloba muy diversas y peligrosas formas de actuar. Querer crecer, mejorar, ir a más, son ideas positivas es imposible refutarlo pero querer crecer y no poder hacer en la medida en la que habías previsto, no mejorar tan rápido como esperabas, mantenerte en lugar de ir a más, no son circunstancias negativas en un primer término pero, si las exigencias eran altas y no has podido cumplirlas? No, no queremos frustrarnos más. Queremos vivir y dejar vivir. Ser felices y rodearnos de personas felices. ¿Será eso tan difícil?

¿Qué tal si solo por intentarlo nos dedicamos a escribir "despropósitos"?

¡Feliz año a todos y felices fiestas!

* Psicóloga y terapeuta.

http://anaortizpsicologa.

blogspot.com.es/