Lejos de parecer un anuncio publicitario, esta frase es el mejor consejo que desde la Dirección General de Protección a la Infancia y Familia podemos dar, conscientes como somos de la realidad de los menores canarios después del reciente estudio de la Situación de la Infancia en Canarias, donde se refleja, entre otras cosas, que los padres deberíamos hacer un esfuerzo por pasar más tiempo con nuestros hijos, hacer planes en familia, disfrutar de la naturaleza, de una buena conversación o, simplemente, pasear, aunque sea en silencio, por la playa.

Los Reyes Magos de Oriente vendrán cargados de regalos que no deben justificar ausencias en el hogar ni recompensar la dejación de funciones parentales. En la actualidad, vemos el caso de niños hiperregalados, hiperestimulados y sobreexcitados. Abrir tres regalos les ilusiona y les hace felices, pero cuando abren más de veinte ya no sienten entusiasmo ni saben a qué prestar atención, lo que se explica por la ley de rendimiento decreciente, concepto económico que muestra que el aumento es menor cada vez.

Otra de las tareas aparte de la cantidad es la cualidad de esos presentes, que no deben ser específicos para niños o para niñas -todos podemos jugar con los mismos juguetes- ni fomentar la violencia ni las actitudes sexistas ni belicistas. El juego es un ejercicio que se realiza para desarrollar capacidades como las sensoriales, físicas y afectivas, y, por tanto, tiene que promover la psicomotricidad, la motricidad, la curiosidad, la creatividad, el aprendizaje o la cooperación. Asimismo, conviene que sean dinámicos y no sedentarios, y que se desarrollen en espacios abiertos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce los problemas asociados al juego digital como una patología mental y, por primera vez, formarán parte de la clasificación internacional de enfermedades. La cuestión en sí no son los juegos electrónicos, sino el mal uso que se hace de ellos, la cantidad de horas que los niños fijan toda su atención a las pantallas en detrimento de su vida social. Aparte de las consecuencias físicas que puede acarrear como la obesidad, también genera fatiga ocular, el "gaming disorder" o el conocido como el síndrome del cuello roto, que es un dolor cervical por adoptar una mala postura ante el dispositivo.

Con esta declaración por parte de la OMS queremos hacer un merecido reconocimiento a aquellos juegos como el teje, el escondite, la soga, los boliches, carrera de sacos, entre otros, que compartían la característica de ser inclusivos y colectivos. ¿Recuerdas cómo te divertías de pequeño? ¿Y por qué tenías tanta ilusión en la noche de Reyes?

* Directora General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias