Nunca he conseguido averiguar por qué en los hospitales, cuando te ingresan, te desnudan y te envuelven en una especie de fina sábana santa. Una batita que con el frío que hace en los recintos sanitarios te invita a cogerte una pulmonía en menos que canta un gallo. Debe ser que me pregunto cosas absurdas, pero hasta en la UVI, que obviamente hay aire acondicionado y poco menos que estalactitas, los enfermos allí ingresados también llevan la jodida batita misteriosa. Un médico me respondió que era para no encontrar dificultades a la hora de tener que manipular al enfermo en caso necesario. Pero yo sigo sin entenderlo. Digo yo que las sábanas estas se podían hacer un poco más gruesas o buscar una solución que no sea una manta, porque es casi tan difícil de encontrar como una almohada.

Cambiando de tercio, estos días y a colación de los presupuestos generales del Estado (PGE), Fernando Clavijo y Ana Oramas han salido a la palestra, y los cito a ellos porque no he visto a ninguno más, a causa de la deuda histórica que el Gobierno de España tiene con Canarias. Hace un buen puñado de años, las transferencias, la potestad de que las autonomías fueran las garantes de su Sanidad o su Educación, se hicieron con el trasero. Canarias aceptó mientras le prometieron, Gobierno tras Gobierno, aportar un dinero que nunca ha llegado. Y por eso tenemos el HUC y la Candelaria en obras desde hace 30 años, por ejemplo. Y si se había llegado a un acuerdo para que Canarias tuviera unos convenios fundamentales que tienen que ver con mil cosas más que la Sanidad: están en la cuneta. Y es porque a Pedro Sánchez Canarias no le interesa. Y lo que hace, más que un desplante institucional, es una falta de respeto a los canarios en general. Yo me temo que es un pamplinas de medio pelo que cuando todos creímos que tras Zapatero estaba el abismo, nos equivocamos y estaba Pedro Sánchez. Qué cosas, tú.

@JC_Alberto