La historia del PNC está llena de altibajos, de silencios y de grandes ocasiones mantenidas en nuestro tiempo político, que han hecho que la organización se consolide y que continúe siendo el mas fiel garante de una ideología nacionalista consecuente.

Y en esas estamos. En desbrozar las dificultades que Canarias tiene en el camino para llegar a revalidarse como sujeto político universal, que no es otro que palpar, y no solo soñar, que se ha logrado, al fin, la construcción nacional de nuestra tierra.

Pero la cuestión no estriba en quedarnos ahí, sino con la intención de continuar un proceso político que no nos situé en la frustración y sí avanzar hacia la formación de un estado que dé ropajes institucionales a nuestra nación para sea una mas dentro del concurso internacional de las mismas.

No hay que perder la esperanza. Pero para ello no debemos bajar la guardia ante aquellos enemigos que han estado al acecho desde épocas pretéritas, que bien pudieran remontarse hasta la fundación del PNC en La Habana, el 30 de enero de 1924, bajo la presidencia de su primer mandatario, José Cabrera Díaz.

En la memoria del PNC tenemos un espacio, ciertamente, de incertidumbre histórica, dado que desconocemos, al menos , por nuestra parte, que fue lo que aconteció para que solo tengamos noticias del partido, y desde Cuba, en el tiempo que va desde su fundación hasta el ultimo numero, el 19, de la revista El Guanche (segunda época), órgano político del partido fechada en La Habana el 28 de febrero de 1925.

Sí sabemos que desde su comienzo habían dos posicionamientos dentro del partido; uno que se definía plenamente por lograr una autonomía para Canarias, siguiendo la ultima propuesta de Secundino, y otra que decididamente estaba por la proclamación de la independencia. Quizás esta disputa ideológica y táctica política sea lo que haya originado ciertos desencuentros que motivaron no tengamos noticias en esa época cubana mas allá de esa fechas hasta su segunda etapa en 1977 y refrendada en el Congreso Constituyente en Bajamar, el año 1982 .

Aunque sí tenemos constancia histórica de que Cabrera Díaz no dejó nunca de preocuparse por cuestiones políticas y culturales hasta su muerte acaecida por una accidente de tráfico en 1939. Destacando la fundación del Ateneo Canario en 1927, pasando por la Federación de Bibliotecas de Cuba, en la que fue su presidente, hasta la aparición de la revista Cúspide, el mejor referente de la actividad cultural de Cuba, por lo que mereció por parte del Gobierno cubano la orden nacional de mérito Carlos Manuel de Céspedes en el grado de caballero.

Así como la figura política de el director de El Guanche, Luis F. Gómez Wanguemert, implicado en la lucha política durante el periodo de 1924-1925, que a partir de ahí diluye un tanto la cuestión política, aunque mantiene la antorcha patriótica a través de una revista, Patria Isleña, que fundó en 1927, donde el numero 3 lleva en la portada la fotografía de Secundino Delgado, al que muestra su admiración con unas sentidas palabras.

Aparece de nuevo, como hemos mencionado, el PNC ya consolidado en el Congreso Constituyente de Bajamar, en mayo-junio de 1982, por la unificación de varios partidos que ensancharon sus bases políticas, tales como el partido Popular Canario que entre otros, lo formaban Bernardo Cabrera y Juan Pedro Dávila, y la Unión Socialista Obrera Canaria liderada por Antonio Pérez Voituriez, lo que se consolida en escritura publica el 28-03-80 junto a los componentes del PNC, entre los que estaban Eusebio Llarena de Torres y Fernando Padilla Miranda.

Pero, paradójicamente, y como si fuera una constante dentro del partido, se dieron cita en ese Congreso dos posicionamientos que emulaban la vieja historia de la Habana. Unos que auspiciaban una corriente autonomista de opción socialdemócrata y otra plenamente autodeterminista que fue la que triunfó con el nuevo presidente elegido, Bernardo Cabrera, donde se acordó, entre otras cuestiones, ir a las elecciones al Congreso de 1982, reforzar la linea política sobre nuestras aguas archipiélagicas, la ley de residencia y proyectar la idea nacionalista canaria como una entidad cultural y política.

Y a partir de ahí, nuestros congresos nacionales bajo la presidencia de Juan Manuel García Ramos han apostado decididamente por un posicionamiento político que no se abandona cual es transitar por una soberanía compartida Canarias- Estado que pueda en el tiempo consolidarse en un espacio político más adecuado como una cosoberanía, por el que se mueven actualmente ciertos territorios del Estado y donde, además, Canarias no puede olvidar y tener siempre presente las vicisitudes históricas acaecidas por la conquista del siglo XV.

El PNC, organización ya casi centenaria, no ha desmayado a pesar de las trabas que han puesto en su implantación, hemos consolidado nuestra ideológica y sido fieles a nuestro territorio, y seguimos insistiendo en que el nacionalismo es más necesario que nunca al que consideramos el nuevo motor de la historia.

El PNC sigue en su sitio y lo que si está perfectamente claro es que el nacionalismo canario jamás podría entenderse sin el tutelaje ideológico de nuestro partido, que ya cumple 95 años.

*Vicepresidente del Partido Nacionalista Canario