Al quedarse Inglaterra sin monarca, aparece una espada clavada en una roca con una clara inscripción: "Quien arranque esta espada de la piedra será el legítimo rey de Inglaterra". Muchos intentan alzarse con el reconocimiento de conseguir tal reto, pero el elegido es Arturo, un pobre chico escudero. Para un hito de este calibre, un mago llamado Merlín le enseñará el camino que lo convertiría en uno de los reyes más queridos de la historia inglesa. A miles de kilómetros y años, cuentan los juglares y trovadores más reconocidos que, en la noble Villa de La Orotava, los hidalgos y prohombres de la Isla acuden a la hermosa aldea de La Florida a forjar su historia antes de la batalla final. El día del evento se respira gran expectación en el lugar, donde el júbilo de los vecinos y la opulencia de los caballeros e hidalgos alegran los ánimos de los allí concertados. Todos prestos y dispuestos para el torneo del puchero de La Florida, en el que los más astutos pujan por el lebrillo que otorgará el derecho inalienable de gobernar estos vastos territorios ante la curiosidad de sus electores. No importa el color político, solo interesa remover el cucharón que regalará el trofeo de captar la atención de las primeras páginas de los periódicos y las televisiones públicas, que se encargarán de llevar el mensaje indicado. Como en cualquier lance que se preste, la norma reza ser tan compasivos después de la victoria como inflexibles antes de obtenerla, porque las hazañas de los diferentes combatientes, sus proezas, serán materia de canciones y poemas con el "Yo también estuve en el puchero de La Florida". El público sigue con gran expectación los movimientos de los caballeros, que aplauden las suertes y la pericia y valor de los combatientes. ¡Abracadabra, pata de cabra! Con cada batida del cucharón baja el paro en el municipio y se mejoran las condiciones de los agricultores y ganaderos; con cada giro, se reponen de forma automática las viviendas de Las Chumberas y se ablanda el pacto en el Cabildo; con cada plato de escaldón, se construyen vías alternativas para solucionar las colas de la TF-5; con cada cucharada de mojo nos riegan de populismo. Al fin y al cabo, un trabajo vecinal sin parangón, con más de 7.000 kilos de verduras y un escaldón preparado con 250 kilos de gofio para miles de comensales? y la foto para los cuatro políticos removiendo el escaldón. No, Merlín no buscaba eso cuando enseñó a Arturo cómo tiene que comportarse un aspirante a rey basándose en los valores de la humildad, la nobleza y la vocación de servicio. Por algo se le considera el hechicero más poderoso de la epopeya artúrica. El druida les matizó: "Debe ser muy grande el placer que proporciona gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo; evitemos la exagerada exposición en un acto público por y para los ciudadanos". Arturo, antes de proclamarse rey, preguntó al mago: "¿Por qué todos los años se repite la misma escena en La Florida?": "Aprendiz, porque también pasa lo mismo en otras celebraciones que tienen lugar en Canarias, aunque en el fondo a la gente es lo que gusta; no importa que seas infante, duque, conde o caballero, en la política no se han perdido las viejas mañas", responde convencido. Aunque caiga el Imperio Romano de Occidente tendremos miles de acontecimientos que sirvan como referencia para ilustrar una vez más el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna. Merlín hizo magia en Camelot educando a un gran rey, pero también en La Florida para inmortalizar la foto que siempre debió ser: los vecinos, la comisión de fiestas de la Asociación San Antonio Abad y el Club de la Tercera Edad.

@luisfeblesc