El pasado día 1 tuvo lugar en la Catedral de La Laguna una función religiosa presidida por el obispo Bernardo Álvarez Afonso, para conmemorar el bicentenario de la creación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna.

Hagamos un poco de historia. Poco después de la conquista de Canarias, el adelantado Alonso Fernández de Lugo, en 1513, solicitó a la corte que Tenerife tuviera un obispado, proponiendo que la sede de la Diócesis de Canaria se trasladase a San Cristóbal de La Laguna. Amparaba su petición en el hecho de que Tenerife era la isla mas poblada e importante de Canarias. Propuesta que no prosperó porque se había efectuado ya el traslado de la Diócesis Canariense desde Rubicón (Lanzarote) hasta Las Palmas, donde ya se estaba construyendo y ampliando la Catedral de Santa Ana, en Las Palmas.

En 1783, se volvió a pedir la creación de una nueva diócesis en La Laguna que englobara a las Islas Occidentales, siendo rechazada tal propuesta por las instituciones eclesiásticas de Gran Canaria.

En 1813, a propuesta de los diputados de estas islas se solicitó a las Cortes de Cádiz la creación de un nuevo obispado en La Laguna, capital entonces de la isla de Tenerife. Las Cortes aceptaron tal propuesta, siendo cursada al Consejo de Estado, a través del Gobierno.

La solicitud de un nuevo obispado para La Laguna tenía como fin conseguir una mayor eficacia pastoral, así como una mejor atención espiritual para los habitantes de las Islas Occidentales, justificándose, principalmente, por el incesante crecimiento demográfico de las Islas, las entonces tardías y deficientes comunicaciones marítimas que enlazaban las mismas, así como a la larga distancia en que se hallaba la isla de Gran Canaria, sede del obispado, con respecto a las Islas Occidentales. Estos fueron los motivos principales que impulsaron a los políticos tinerfeños para solicitar una sede episcopal para Tenerife.

Todos los ayuntamientos de las Islas, a excepción del de Las Palmas convinieron en la creación de un nuevo obispado en Tenerife.

Tras diversas afirmaciones y contradicciones en favor o en contra de un nuevo obispado en Tenerife, formuladas por políticos y oligarquía de Las Palmas y Tenerife, por fin, el 1 de febrero de 1819, el papa Pío VII, a petición del rey de España, Fernando VII, expidió una bula para la erección de un obispado en Tenerife, señalando por sede episcopal la parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, adjudicándole a la nueva diócesis las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Obsérvese que en la bula papal la designación de la nueva diócesis es la misma que la de la ciudad donde se fijó su sede, esto es "Diócesis de San Cristóbal de La Laguna" (y no Diócesis de Tenerife, ni Diócesis Nivariense, como se la viene nombrando erróneamente). Asimismo, se ordenó, el 21-XII-1819, que el patronato de la nueva diócesis y catedral recayera sobre la Virgen de los Remedios.

Para llevar a cabo los trámites sobre la división, desmembración y separación de la nueva diócesis con respecto a la de Canaria, se designó como obispo auxiliar a Vicente Román Linares. Superados todos los trámites, el 11-XII-1819, el papa designó a su primer obispo titular Luis Folgueras Sión.

En 1851, como consecuencia de un concordato entre la Santa Sede y el Gobierno español, se suspendió la Diócesis tinerfeña que pasó a ser administrada por obispos de Canaria, hasta el año 1877 en que fue restablecida nombrándose al prelado Ildefonso Infante Y Macías.

Desde que se creó la Diócesis lagunera, la sede episcopal ha estado gobernada por 12 obispos, siendo desde el año 2005, Bernardo Álvarez Afonso su actual obispo.