¿Trasladamos el pleito insular y lo convertimos en pleito estatal y nos seguimos enfrentando con catalanes y baleares cuando esos pueblos intenten la mejora de sus sociedades en su diálogo, ya sea político a secas o económico y fiscal, con el Estado español y la Unión Europea?

Canarias debe abandonar el frentismo con otras comunidades españolas y centrarse en ella misma. ¿Qué hemos hecho y qué estamos haciendo para diversificar de verdad la economía de nuestro archipiélago?

¿Continuamos con el subsidio perenne?, ¿existe nervio empresarial innovador? Si nos fijamos bien, vivimos en realidad de las viejas rentas de la economía que nos planificaron los ingleses en el siglo XIX -la era "Canary Islands", a la que siempre nos gusta referirnos, tan bien descrita por nuestro compañero de estudios universitarios, el historiador Agustín Millares Cantero-: turismo y construcción derivada de tal actividad, exportaciones agrícolas, infraestructuras portuarias, y ahora aeroportuarias (ahora hemos sabido que el suministro de combustibles y el avituallamiento de alimentos supuso el pasado año 949 millones de euros, el 40 % de todas las exportaciones canarias), bancos y aseguradoras foráneas haciendo su agosto, comercio atlántico, medios de comunicación externos analizando nuestra realidad y pautando nuestras conductas políticas? Todo tuvo lugar sin Feder, sin Fondos de Cohesión, sin Poseis? También es verdad que en aquellas fechas tanto nuestro PIB general como nuestro PIB per cápita no eran los que ahora presentamos.

Antes de 1975 nuestro volumen de negocios con la puerta africana del Sahara ascendía a unos 50.000 millones de pesetas, unos trescientos millones de euros, hoy el volumen de negocios con toda el África cercana no llega a la cifra citada a pesar de los cuarenta y cuatro años transcurridos desde entonces y del potencial de apoyo europeo.

La economía de un país no puede depender servilmente de la ayuda exterior. ¿Qué es hoy nuestra agricultura sin el Posei y adyacentes?

Como dice el economista estadounidense Edmund Phelps, Premio Nobel de su especialidad en 2006, hablando de su país, "los subsidios no son inherentemente malos. Pero los subsidios a industrias o sectores enteros de actividad (incluido el agrario) -subvenciones, préstamos, garantías y desgravaciones fiscales- suelen disimularse como pequeños ajustes en la marcha de la economía de mercado cuando, en realidad, su función no es otra que beneficiar a los partidarios y a los amigotes de los legisladores? El problema es que los subsidios redirigen la iniciativa de la innovación de la economía hacia los políticos, que carecen de unos conocimientos especializados profundos, y la alejan del ámbito privado, donde las valoraciones las hacen hombres y mujeres de ideas, emprendedores, financiadores y expertos en mercado que saben juzgar mejor si hay o no mejores iniciativas que concebir o desarrollar".

Hombres y mujeres de ideas, emprendedores, financiadores y expertos en mercado, que se la juegan y saben que sus fracasos los pagan ellos y no el Estado benefactor.

Una de las conclusiones que más interés nos despertó de la Conferencia Política organizada por CC-PNC y celebrada en Las Palmas de Gran Canaria el 25 de octubre de 2014, con el catedrático de Economía Aplicada de la ULL, Urbano Medina, al frente, fue la de que Canarias es, desde el punto de vista económico, autosuficiente. Siempre le hemos solicitado al doctor Medina que pormenorizara y precisara mejor esa apreciación hermenéutica sobre nuestra autosuficiencia y esperamos que lo haga en un futuro. En esa Conferencia se planteó por parte de expertos en la materia que la calidad, la competitividad y la innovación debían ser los ejes de nuestro crecimiento económico. A nuestra economía le hacen falta alas para volar sola y no solo al compás de lo que el profesor Phelps enumera como subvenciones, préstamos, garantías y desgravaciones fiscales para las empresas que monitorizan el crecimiento deseado. ¿Será posible que eso sea así?

A nuestro entender, tal es el reto que tenemos por delante: aprender a caminar solos, y también conseguir que esas empresas que generan riqueza en Canarias tributen también en Canarias, y no en sus sedes sociales alejadas de nuestro territorio.

Ocupémonos de nuestras cosas y dejemos de mirar a otras comunidades en su afán de mejorar sus estatus. La Europa de nuestros días no es de fiar. El euroescepticismo crece con los años y con los pasos en falso dados en tiempos recientes. El nacionalismo de los estados miembros es un hecho, aunque solo el Reino Unido lo haya visibilizado con su brexit. Los fondos europeos tendrán su regulación a la baja tal y como van las cosas y es cuestión de ir pensando que las vacas gordas y hermosas del Génesis dejarán el sitio a las vacas flacas y feas. No se trata de rivalizar con el vecino, cercano o lejano, sino de aprender a andar por nosotros mismos en nuestro necesario crecimiento y maduración como pueblo en marcha.

No nos midamos con el resto de las comunidades autónomas españolas por ser nosotros los más subsidiados de todos y para que nadie nos arrebate ese nada digno escalafón, midámonos por ser los más intrépidos a la hora de innovar nuestro sistema productivo y por nuestra originalidad cuando se trata de crecer en el contexto de los pueblos del planeta. Nuestra geoestrategia nos define como nación atlántica y a esa consideración hemos de darle toda la relevancia que nos exige.

*Presidente del Partido Nacionalista Canario