Se estima que en España el 75% de la población es adicta al móvil, y que cada día se mueven más de 19 millones de euros. Ya llegamos en el mundo a los mil millones de usuarios de WhatsApp, que se ha convertido en la red de comunicación inmediata más popular y que es propiedad de Facebook. La transmisión de mensajes de esta red de comunicación inmediata se puede realizar ya en nada menos que 53 idiomas y su utilidad se está utilizando ya hasta para hacer entrevistas de trabajo. Un alto ejecutivo cuenta que el departamento de recursos humanos de su empresa hace, por ejemplo, una gran criba de trabajadores midiendo el conocimiento de inglés a través de WhatsApp. En España, y como media, estamos conectados a WhatsApp 45 minutos al día, y 4 millones de conductores reconocen utilizar la aplicación al volante.
WhatsApp, aprobada su escritura por la RAE como guasap o wasap, se utiliza para enviar mensajes no urgentes, en cuyo caso se utilizaría la propia llamada telefónica. Hablamos de un método de comunicación menos invasivo que si cada mensaje fuera una llamada, pero que genera una ansiedad difícil de combatir. Comunicaciones profesionales, personales, familiares o sentimentales son las conversaciones más usuales. WhatsApp, para el mundo de la sicología, supone una peligrosísima manera de aislarnos poco a poco y dejar de relacionarnos cara a cara. En un día se mandan 42 millones de mensajes, y las conductas adictivas empiezan a ser detectadas: si quitamos el móvil a un adicto, le produce ansiedad, nervios, excitación, tensión y sudoración, entre otros síntomas. El 80% de los usuarios vuelve a casa si olvida el móvil teniendo teléfono en el trabajo. Y para otra entrega analizaremos el bullying y la seguridad, porque un móvil es mucho más inseguro y hackeable de lo que nunca hubiéramos imaginado, sobre todo con nuestra información más sensible.
@JC_Alberto