Desde hace muchos años, los españoles trabajamos activamente para alcanzar la igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres. Una igualdad que no se logra con soflamas ni carteles, sino con medidas concretas, tanto en la educación como en el mercado laboral, en el ámbito profesional y en la conciliación con la vida familiar. Mientras la izquierda del PSOE y la extrema izquierda radical de Podemos intentan, como siempre, manipular el 8 de marzo, arrogándose una representación en exclusiva de la mujer, nosotros seguimos haciendo que las cosas sucedan, dando los pasos precisos hacia la igualdad real.

Entre 1996 y 2004, en España se creó tres veces más empleo femenino que en todos los gobiernos anteriores juntos. Fuimos el primer partido que aprobó una ley para la conciliación familiar, y también fueron mujeres del Partido Popular las primeras en ocupar las presidencias del Senado y del Congreso (el PSOE tardó seis años en nombrar a una ministra). En Canarias, fueron mujeres del PP quienes estuvieron al frente de la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria y de la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria; y actualmente, también son mujeres quienes presiden nuestro partido en Gran Canaria, Lanzarote y La Palma. Sin embargo, durante el Gobierno de Zapatero, 7 de cada 10 nuevas paradas de toda Europa eran españolas, la brecha salarial alcanzó niveles máximos y el PSOE se negó a respaldar nuestras iniciativas que, desde la oposición, apoyaban la igualdad.

Fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que recuperó todo el empleo femenino destruido durante la crisis socialista. Al mismo tiempo que liderábamos la creación de puestos de trabajo para las mujeres en toda Europa (8,8 millones), bajábamos la brecha salarial entre mujeres y hombres, el doble que en todo el viejo continente, hasta colocarla en un nivel inferior a la media comunitaria. La memoria en política es corta, pero fuimos nosotros los que creamos el complemento de maternidad para las pensiones, reduciendo así un 22% la brecha salarial entre las mujeres pensionistas y los hombres.

¿De qué sirve gritar por la igualdad si no se ponen en marcha medidas eficaces para el acceso de las mujeres al empleo? Con el último incremento del paro femenino en el pasado mes de febrero, ya son más de 1.928.000 las mujeres que quieren trabajar en España y no pueden hacerlo. Fíjense, antes de la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa (sin el voto de los españoles, por cierto), los contratos de trabajo de las mujeres con carácter indefinido estaban creciendo un 19%; y el mes pasado, las mujeres ya han firmado un 85% menos de contratos indefinidos que en mayo de 2018. Las políticas económicas de la izquierda vuelven a hundir, también, las medidas a favor de la igualdad real de la mujer.

Desde que el PSOE ganó la moción de censura, dos de cada tres nuevos parados en España son mujeres. Y desde que la izquierda y sus socios aprobaron la subida de las cotizaciones a la Seguridad Social, casi 64.000 mujeres han sido despedidas de sus empleos. Las cifras no admiten comparación: 1,2 millones de desempleadas en 2004 frente a 2,4 millones en 2011, el doble. ¿De qué igualdad hablan los socialistas cuando mandan a las mujeres al paro cada vez que gobiernan?

Este 8 de marzo, reivindicamos medidas para seguir trabajando de forma constante para erradicar la desigualdad y la violencia de género, algo que no se consigue desde las posturas radicales antisistema. Al fin y al cabo, todos los grandes avances en la lucha contra la violencia de género se han producido bajo gobiernos del PP. Por ejemplo, tras la introducción de la violencia contra la mujer en la agenda política en 1997 (a raíz del terrible asesinato de Ana Orantes a manos de su exmarido), el primer plan de acción contra este tipo de violencia lo aprobó el Gobierno de José María Aznar en 1998; al igual que fuimos nosotros quienes aprobamos la ley 27/2003, reguladora de la orden de protección de las víctimas de violencia, que obligó por primera vez a tomar medidas cautelares (como la orden de alejamiento del agresor) en un máximo de 72 horas. EL PSOE se negó a que los hijos de las víctimas fuesen considerados también víctimas -para que accedieran al estatuto integral de protección-, y tuvo que llegar otra vez el PP al Gobierno para cambiar la ley en el año 2015. Es más, el Pacto de Estado de 2017 contra la violencia de género fue una propuesta que Mariano Rajoy expuso en su discurso de investidura de 2016. ¿De qué superioridad moral hablan el PSOE y sus socios de la extrema izquierda?

Ciertamente, aún queda mucho por hacer. Por eso, si los españoles nos dan su confianza el próximo 28 de abril, vamos a ampliar el complemento en la pensión de las trabajadoras con un hijo hasta el 2%, uniéndolo al que ya aprobó el anterior Gobierno del Partido Popular y que permitió que casi un millón de mujeres vieran como su pensión subía hasta un 15% si habían tenido dos o más hijos. Del mismo modo, ampliaremos la prisión permanente revisable a los asesinos que secuestren previamente a la víctima; algo que, por desgracia, sucede en demasiadas ocasiones en este tipo de crímenes. Nos negamos a que los maltratadores puedan continuar reincidiendo.

No permitamos que etiqueten la igualdad. No permitamos que hablen por las mujeres. A nosotros, lecciones de igualdad, ni una.

*Candidato del Partido Popular a la

Presidencia del Gobierno de Canarias

@asierantona