Ha llegado el momento. Corría marzo de 1981 cuando el periódico El Día me abría una ventana por la que entraban mis artículos de opinión. Desde agosto de 1985 hasta el 9 de mayo de 2000 se me otorgó una columna en Jornada a la que puse de cabecera Desde mi exilio (el que sufría respecto del que había sido mi partido: el PSOE). En las páginas de El Día escribía regularmente desde diciembre de 1982 hasta abril de 1986. Fue en mayo de 1986 cuando tras el fallecimiento de don Ernesto Salcedo, que escribía a diario su espacio En dos palabras, pedí a don José que me permitiese titular mi columna En pocas palabras, en recuerdo de aquel insigne periodista con quien había mantenido un trato muy afectuoso. Me fue concedido y bajo ese epígrafe he venido apareciendo en El Día hasta el 23 de febrero de 2019; todos los sábados desde el año 2004.

Hasta el 23 de febrero de 2019 han sido 2307 los artículos de mi colaboración con la empresa El Día. Artículos de opinión, y por tanto subjetivos, correspondientes con mi verdad que ni es, ni puede, ni debe ser considerada verdad absoluta. Artículos que han contenido 1.232.044 palabras y cuyo control debo al programa informático que me elaboró un amigo. Artículos sometidos al acuerdo o la discrepancia de los lectores que me han premiado con su atención. A algunos de ellos, cuando hemos conversado al respecto, siempre les he dicho: cuando no me veáis en el periódico un sábado es que ya no estaré aquí. Era algo así como morir con las botas puestas.

El Día, periódico, ha iniciado una nueva etapa de evolución al futuro tratando de dotarse con otra sabia de colaboradores que tengan una formación académica acorde con los nuevos tiempos. Es, sin duda, la causa de que el artículo que envié para el sábado 2 de marzo y que titulaba Ejemplar no encontrase espacio. Algunos de mis lectores llamaron a casa el día 5 y el 6 preocupados por si se había consumado aquello de que ya no estaría aquí. Gracias a Dios sigo en este conflictivo mundo que nos estamos dando.

Envío este artículo al periódico con el único deseo de despedirme de mis lectores, que lo son de El Día, y de los miembros de la Redacción del periódico con todo mi agradecimiento por el trato que a lo largo de tantos años he recibido.