Hoy viernes, 15 de marzo, celebramos el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores, una fecha que rememora el ya famoso discurso que pronunció el 15 de marzo de 1963 el entonces presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy ante el Congreso, y que marca el inicio de un movimiento internacional encaminado a garantizar la protección de los derechos de los consumidores.

Por lo tanto, un día como el de hoy debe invitarnos a reflexionar sobre el papel que los consumidores representamos en la actual sociedad de consumo y la influencia que somos capaces de ejercer en orden a garantizar reglas más justas en la relación de consumo.

En este sentido, el balance que Adicae, como asociación de consumidores, hace de los 36 años transcurridos desde la primera vez que se celebró este día mundial pone de manifiesto la necesidad de cambios y reformas de fondo: la posición de abuso del poder financiero frente al ahorro de las familias: el atraco eléctrico; la lentitud e ineficacia de la Justicia en los problemas masivos de los consumidores; y el erróneo enfoque de las políticas públicas en materia de consumo son ejemplo de los retos globales de los consumidores.

Año tras año los problemas colectivos de los consumidores se han hecho más evidentes y la tendencia es que se intensifiquen: los fraudes al ahorro que en esta década de crisis económica han afectado a casi tres millones de familias, con casos como Forum y Afinsa, las preferentes o el fraude de la salida a Bolsa de Bankia?, agravados por el problema de las pensiones y los recortes sociales; las dificultades en el acceso a la vivienda o el empecinamiento de los bancos en mantener cláusulas abusivas en los contratos hipotecarios, en un intento por seguir exprimiendo a los consumidores.

Todo ello refuerza la necesidad de reacción de los consumidores, debemos reivindicarnos, junto con nuestros derechos, como instrumentos centrales para un nuevo paradigma en la relación de consumo, que introduzca reglas de participación democrática y que nos sitúe a los consumidores como fuerza capaz de influir decisivamente en la toma de decisiones.

Los consumidores debemos ser conscientes de nuestra fuerza y poder, y que esta solo es posible si somos capaces de organizarnos y actuar colectivamente como movimiento social; ningún consumidor aislado y desorganizado puede hacer frente al poder financiero y de las grandes empresas.

La globalización y el uso masivo de las nuevas tecnologías (un 50 % de los consumidores de la UE compra regularmente por Internet) representan para el consumidor una oportunidad para reivindicarse como protagonista de la relación de consumo, al adoptar una posición más madura e informada, frente a la tradicional, pasiva y limitada al acto de consumo.

Los consumidores debemos reivindicar mercados digitales más justos, una política que fomente el acceso de la población a Internet y medidas que nos garanticen unos pagos electrónicos más baratos, seguros e innovadores.

Paralelamente, y en consonancia con los principios pujantes del modelo de economía solidaria y colaborativa, los consumidores debemos tender la mano a todos los agentes que intervienen en el proceso de producción y distribución, en la creencia de que es posible cooperar para construir juntos (productores, distribuidores y consumidores) un modelo de sociedad comprometido, responsable y sostenible.

En definitiva, creemos que es necesario caminar hacia un nuevo modelo de consumo que destierre definitivamente la actual situación de desequilibrio y dominación y opte por otro en el que primen los principios de justicia, solidaridad, responsabilidad y sostenibilidad, por eso es preciso formar y organizar esa gran fuerza, que es el movimiento de los consumidores, capaz de prevenir y advertir de nuevos abusos, y reaccionar colectivamente frente a ellos.

*Coordinador de Adicae Canarias