El patrimonio nacionalista, el patrimonio de luchar por nuestra tierra, por nuestra sociedad y nuestra cultura, no es de nadie, ni siquiera de los nacionalistas declarados y convencidos.

A ese patrimonio tenemos que vincular a todos nuestros amigos, a todos nuestros conciudadanos.

Hay que unir, nunca desunir. Ese fue el espíritu que propició Manuel Hermoso en la primavera de 1993, el espíritu que facilitó la fundación de Coalición Canaria, el mayor movimiento en pro de la defensa de Canarias de toda nuestra historia.

No nos olvidemos nunca de esto, evitemos sectarismos, evitemos egoísmos personales o de grupito interesado.

Hay que avanzar en el convencimiento de que juntos podemos imponernos como pueblo en marcha y en diálogo digno e igualitario con otros pueblos, llámense España o llámense Unión Europea.

Esa idea nuclear fue la que impulsaron hace 95 años hombres y mujeres canarias residentes en Cuba al fundar el Partido Nacionalista Canario, aunque algunos en ciertas ocasiones no respeten esas siglas ni a las personas que hoy nos identificamos con ellas como deben ser respetadas. Esas siglas representan el despertar de la confianza en nosotros mismos y el objetivo de autogobernarnos y de autolegislarnos sin que eso signifique perder nuestros vínculos con estructuras estatales o supraestatales como son la España y la Unión Europea de nuestros días.

Y esa vieja idea fue recuperada en 1993 por muchas y distintas organizaciones políticas a la hora de fundar Coalición Canaria: una idea de unidad generosa, sin discusiones de cuota de poder, facilitadora de entendimientos aplazados, una idea superadora, todos juntos buscando las coincidencias y no las diferencias. En su fundación, Coalición Canaria unió islas y unió ideologías muy diversas (AIC, ICAN, Asamblea Majorera, Partido Nacionalista Canario, Centro Canario) que antepusieron la defensa de Canarias a cada uno de sus particulares proyectos políticos. No perdamos de vista esa manera de proceder, porque a veces, ciertas personas ponen por delante sus ansias de protagonismo por encima de los objetivos comunes que a todos nos conciernen.

Transmitamos a nuestros adversarios políticos, cautivos de siglas franquicia de organizaciones externas, que nosotros formamos parte de un gran movimiento que cree en la fuerza, en la imaginación y en la energía de sabernos organizar por nosotros mismos, sin que nadie nos marque desde fuera ni estrategias ni consignas ajenas.

La ideología de la derecha española actual se reduce a hablarnos del peligro de que gane la izquierda acompañada de la ultraizquierda, Bildu y los secesionistas catalanes; la ideología de la izquierda se reduce a hablarnos del peligro de que gane la derecha acompañada de Vox.

Guerracivilismo simplón en un siglo XXI lleno de incertidumbres europeas e internacionales para los asuntos humanos, de retos que nos sitúan, no en el pasado bélico, sino en la cuarta revolución industrial: la de los avances tecnológicos emergentes de la robótica, de la inteligencia artificial, de la biotecnología, de la impresión 3D, de los vehículos autónomos.

Tanto la izquierda como la derecha españolas han trasladado el debate político a los años treinta del siglo XX como una demostración de su incapacidad para superar el pasado frentista.

Ante ese anacronismo, los nacionalistas canarios hemos de optar por una apuesta de futuro y de desvinculación de los sectarismos y de los fanatismos de la vieja política.

Desde 2018 contamos con dos instrumentos renovados para afianzar nuestro autogobierno y nuestro modelo económico, como son el Estatuto, que en buena parte nos equipara a las nacionalidades históricas peninsulares; y el nuevo Régimen Económico y Fiscal que, en síntesis, viene a potenciar: 1) que la presión fiscal en Canarias sea menor que en el resto de España; 2) que exista un bloque de incentivos fiscales y económicos que generen decisiones inversoras y modernicen el aparato productivo y comercial; 3) la atracción de capitales y empresas a la Zona Especial Canaria y a las Zonas Francas; 4) la promoción de medidas de carácter público para minimizar costes de insularidad y lejanía en áreas como el transporte, el agua, la energía; 5) el adentrarnos en la modernidad tecnológica con apuestas valientes en el ámbito de las telecomunicaciones y de las inversiones I+D+i; 6) el impulso de producciones cinematográficas en nuestras islas; 7) la modernización de nuestro turismo; 8) el fortalecimiento de nuestra agricultura y de nuestra pesca con apoyos adicionales a las ayudas europeas; 9) el estímulo a la movilidad de nuestros universitarios; entre otras medidas.

El futuro nos espera y sobre todo espera a nuestros hijos y nietos que deben de seguir disfrutando de proyectos de vida sólidos en nuestras islas y no sentirse desposeídos de ese derecho.

*Diputado de CC-PNC en el Parlamento de Canarias y presidente del PNC