Los Tapices de Pastrana, que narran las hazañas del rey Alfonso V, de Portugal, cuando expansionó su territorio por el Magreb, se exponen a partir de mañana en la exposición "Las Hazañas del Rey" organizada por la Fundación Carlos Amberes (Madrid).

Los cuatro tapices son el fotoperiodismo de la época porque cuentan unos acontecimientos reales: la primera expansión del territorio fuera de sus fronteras de Portugal e, incluso, de Europa.

A nivel histórico, esa serie de tapices, exhibida con el título "Las hazañas de un rey. Tapices flamencos del siglo XV en la Colegiata de Pastrana", "es una de las grandes obras de finales del siglo XVI", indicó hoy en la presentación el historiador Miguel Angel de Bunes.

Los tapices son imágenes tejidas que abordan cuatro hechos históricos, una peculiaridad inusual a finales del siglo XV tanto ese tipo de "paños" -una denominación clásica de los tapices- como en los libros laminados que habitualmente recogían escenas de pasajes mitológicos y bíblicos, comentó De Bunes.

Los cuatro pasajes históricos, por este orden, son: el Desembarco de Arcila, el Cerco de Arcila, el Asalto de Arcila y la Toma de Tánger.

Entre 1471 y 1474, los cuatro tapices fueron elaborados en el taller Passchier Grenier, en Tournai (Bélgica), y de ahí fueron a Pastrana (Guadalajara).

No se sabe cuándo llegaron a la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, en Pastrana (Guadalajara), tras haber sido cedidos por la Familia Mendoza.

El dueño de la serie es la Diócesis de Sigüenza, pero la Fundación Carlos Amberes ha sido el promotor de financiar la restauración en la Real Manufactura De Witt (Bélgica) y la difusión de esa obra incuestionable del patrimonio histórico-artístico de España dentro y fuera de la península ibérica.

Una labor que a esa institución le ha validado el Premio Europa Nostra que recibirá el próximo 9 de junio.

Desde el punto de vista artístico, los tapices destacan por sus medidas de once metros de ancho por cuatro metros de alto que corresponden al tamaño del telar, explicó hoy Concha Herrero, conservadora de tapices del Patrimonio Nacional.

Tejidos con hilos de seda y lana destacan por su colorido sobre todo la calidad de los oros y el tono rojo bermellón así como la calidad compositiva y de dibujo.

Los tapices están coronados con una inscripción de un texto en latín en el que presentan al espectador -siempre que sepa latín- sobre lo que están viendo. Tan sólo se conserva en tres de los cuatro tapices ese texto.

A nivel de composición, el horizonte prácticamente ha desaparecido porque hay muchos elementos desde lanzas, mástiles y velas de barcos, caballería ligera e infantería como lanceros, guardia real, culebrineros y ballesteros e, incluso, el rey Alfonso V.

Por composición, los tapices se tienen que leer de izquierda a derecha pero son tan ricos en matices que la vista se puede recrear metro a metro en cada escena.

Asimismo, la Fundación Carlos Amberes ha colocado dos de los cuatro tapices en una sala y los otros dos restantes en dos salas.

En la sala que alberga los dos cuadros se percibe la fuerza de esas telas que envuelven literalmente al espectador y permiten incluso invitar a la reflexión de sí lo que se percibe es una "site-specific" -una instalación temporal para un espacio concreto- realizada en este caso con cuadros de hilo.

Asimismo, la calidad de los hilos permiten apreciar que los tapices tienen vida ya que las luces -y si fuera posible, el viento- enriquecen la visión de estas telas en las que se tenían en cuenta esos factores de la naturaleza que aportaban un plus "per se" a esas obras creadas para ser expuestas en espacios exteriores.