Inmaculada Chacón (Zafra, Badajoz, 1954) ha sido la finalista del LX Premio Planeta con la novela "Tiempo de arena", un relato centrado en tres personajes femeninos, tres hermanas, ambientado en la ciudad castellana de Toledo y en la España de finales del siglo XIX. Doctora en Ciencias de la Información y profesora de Documentación, Inma, como la conocen sus amigos, siempre estuvo muy vinculada a su hermana gemela, Dulce, fallecida en 2003 y autora del libro "La voz dormida", que ha llevado recientemente al cine el director andaluz Benito Zambrano. Aunque había publicado anteriormente dos libros de poemas y las novelas "La princesa india" (2005), "Las filipinianas" (2007) y "Nick" (2010), es ahora cuando, asegura, se siente "plenamente una escritora".

¿Cómo surgió presentarse al Planeta?

Me lo propuso mi agente Palmira Márquez y me dije a mí misma por qué no. Yo escribo para comunicarme y porque lo necesito, no para ganar nada. Eso sí, me alegro del premio, por supuesto, y estoy muy agradecida al jurado y a Planeta. Se lo dedico a mis dos hijas, que me ayudan cuando escribo; a mi madre, que siempre sonríe a pesar de todos los pesares, a mis hermanos y a sus hijos, y a toda mi familia, en general.

¿Qué cuenta en "Tiempo de arena"?

Quiero hablar de sentimientos, a través de tres protagonistas femeninas que luchan en una sociedad en la que la mujer no contaba para nada y vencen. A su favor tienen que son mujeres muy fuertes. La arena del título es un símbolo del lento paso del tiempo, el reloj que hace siempre su trabajo. Está ambientada a finales del siglo XIX y principios del XX con una trama paralela, un "secreto de familia" , que empieza cuando una mujer se queda embarazada y no puede quedarse con el niño que le es arrebatado sin contemplaciones.

¿Por qué ambienta la trama a finales del XIX y por qué el protagonismo de tres mujeres?

Los dos temas me interesan muchísimo. Por un lado, el universo femenino y por otro el siglo XIX, en general. Es una época muy poco conocida y apasionante. Somos de donde venimos y el conocimiento de la historia resulta, por lo tanto, muy importante.

Mujeres luchadoras y vencedoras, según dijo al conocer que había sido finalista del Planeta. Explíquelo.

Lo afirmo en el sentido de que uno no solo lucha para ganar sino que quien lucha ya vence, aunque no supere los obstáculos que se le presentan. Querer ya es lograr algo y aunque te caigas, vences porque luego te levantas. Me he tenido que trasladar al siglo XIX y documentarme durante cuatro años. Las novelas deben tener un pie en la documentación y otro en la ficción narrativa. Para escribirla me he documentado mucho y he tenido que reflejar esa sociedad en la que viven mis personajes. He buscado y aprendido mucho para poder construirlos. Hay cosas que han cambiado desde entonces, pero otras nada; hay mucho que luchar aún para que la mujer y el hombre tengan cada uno su espacio pero sepan respetar el del otro".

¿La suya es una novela de personajes?

Creo que el eje de la trama es el tiempo, que a veces juega a favor y otras en contra de los personajes. En mi novela, las casualidades se producen y a través de ellas surgen determinadas cosas importantes en el desarrollo de la trama. El tiempo pasa a veces muy lento, pero siempre le puedes dar vuelta. El presente puede ser futuro y hay esperanzas de que una lucha se pueda ganar, realizar un sueño y llevar a cabo una vida diferente. Mis personajes quieren cambiar el mundo en que viven porque no es justo. Son diferentes las tres, unas más radicales que otras. Incluso los hombres tiene importancia porque también hay hombres y son personajes con una gran fuerza.

¿Qué la mueve a escribir?

Escribo para comunicarme. Y para la comunicación son necesarios los sentimientos y los sentidos. En mis novelas encontrarán ambas cosas siempre. Creo que soy muy diferente como escritora a mi hermana Dulce porque como dice una hija suya, mi sobrina, ella vivía en las nubes y se bajaba a la tierra para escribir y yo vivo en la tierra y para escribir me subo a las nubes. Mi literatura se crea por puro sentimiento. He aprendido mucho desde que escribí "La princesa india" hasta hoy y espero seguir aprendiendo.

La presencia de Dulce

Ha tenido de nuevo un recuerdo para su hermana gemela, Dulce.

Si la recuerdan todos los demás, como no lo voy a hacer yo. Es inevitable. Somos nueve hermanos y una familia grande, y muy unida, una piña cuando llega el momento, sin necesidad de estar juntos todo el día. Creo que "La voz dormida" es un libro que ha marcado y marcará un hito en la literatura española. Dulce fue muy criticada en vida, al igual que ahora Benito (Zambrano) que lleva la historia al cine (la película se estrena este fin de semana) por contar la realidad con absoluta crudeza y yo estoy de acuerdo con ellos. Dulce quería ser escritora desde niña, al contrario que yo, aunque en mi caso haya escrito desde la infancia. Ahora sí me considero escritora, aunque siempre he sido feliz dando clases de documentación. Me hago más visible como yo misma, como Inma Chacón, y dejo un poco atrás la idea de ser una prolongación de Dulce.

Usted es extremeña y la sociedad de su tierra, como otras de España, por ejemplo la canaria, ha sido ejemplo de caciquismo y de machismo. ¿Eso ha cambiado en algo?

Lo primero que debo decir es que quiero tanto a Extremadura porque la añoro, pues vivo hace años fuera. En cuanto a la pregunta, algo sí han cambiado las cosas, pero queda mucho por hacer. Tal vez en las ciudades menos, pero en los núcleos rurales todavía hay bastante que avanzar en el terreno de la igualdad. Lo primero es reflexionar en profundidad y luego educar desde pequeños en valores igualitarios para que se graben en el cerebro de cada uno. La educación sigue siendo un factor clave dos siglos después del tiempo en el que se desarrolla mi novela. Hay algo atávico y ancestral, también entre las mujeres que, por desgracia, no logramos superar, esa idea de posesión que tienen algunos hombres y que de algún lado tiene que salir.