Ayer ofreció un concierto acústico en el convento de Santo Domingo de La Laguna, esta noche actúa, a las 23:45 horas, en el Be Flat de Arona y mañana comparte escenario en Los Cancajos (La Palma) con músicos de la escena local. El guitarrista y compositor paulista Chico Pinheiro (1975) es un talento confirmado, uno de esos genios que están llamados a abanderar un gran ciclo. "Uno quiere seguir creciendo a diario, pero mis dioses se encuentran en un olimpo musical", asegura antes de ofrecer el primer recital en su vuelta a Tenerife. "La primera vez que vine fue en 2008... Entonces mi carrera comenzaba a tomar velocidad", precisa un artista que tiene hechuras de gran intérprete.

A pesar de su juventud, algunos críticos lo ubican entre los más grandes. ¿Es consciente de lo que ha crecido su música?

No del todo (ríe). Todo aconteció demasiado rápido; sin planificarlo. Yo aún estaba en el Berklee College of Music (Boston) cuando tuve la oportunidad de grabar mi primer disco. A partir de ese proyecto las cosas se engarzaron de una manera diferente. Empecé a coincidir en los escenarios con artistas que eran mis ídolos. El mundo que conocemos hoy está mucho mejor conectado y eso es un factor determinante a la hora de trazar esas alianzas musicales.

¿Qué significa formar parte de una escuela tan grandiosa como la brasileña?

La música brasileña es mucho más que la bossa nova, ya que tiene distintas vertientes. El mundo ha acabado por entender sus claves y hoy en día es fácil encontrar a profesionales haciendo música brasileña en California o en Tenerife.

Brasil es un enclave esencial para entender todo lo que rodea a la fusión, ¿no?

Esa era una realidad inevitable. La música de hoy entra en nuestras casas a través de las redes sociales y eso no es malo. Lo que hay que ser muy escrupuloso a la hora de saber de dónde vienen las cosas para no perder de vista las raíces de un proyecto artístico... Una de las cosas más maravillosas que tenemos a nuestro alcance es sacar el máximo provecho a las nuevas tecnologías para conocer con cierta profundidad cómo late en estos momentos la música brasileña, qué es lo que se está haciendo en Japón o por dónde van las últimas tendencias en Estados Unidos.

¿Pero cómo vive un músico entre la tradición y la modernidad que aportan los lenguajes de fusión o las nuevas tecnologías?

Esta es una cuestión muy interesante de la que podemos hablar durante mucho tiempo... Yo adoro lo tradicional, pero no solo lo que tiene que ver con la música de mi país sino con las raíces de otros géneros. Yo participé hace poco en un proyecto en el que había un percusionista nacido en Marruecos, un bajista norteamericano y un clarinetista francés... Cada uno de ellos conocía la base musical en la que se habían formado, pero la suma de los tres aportó una información bastante valiosa a una idea única. La música es algo muy anterior a lo que el 90% de las personas conocen... Eso significa que 90 de 100 personas no han tenido acceso a la música que se hizo hace más de un siglo. Es vital conocer de dónde viene todo y su línea evolutiva. Yo adoro las nuevas tecnologías, pero esas herramientas hay que saberlas usar y conectarlas con nuestro pasado.

¿Ya se ha superado el debate que se creó en géneros como el fado, el flamenco o la bossa nova entre los que buscan la renovación y los más tradicionalistas?

Siempre va a existir un Wynton Marsalis para defender la tradición. En mi país también hay gente que solo cree en un estilo puro. Aquí, en España, hay personas a las que no les gusta el proceso de renovación del flamenco... Yo creo que el mundo cambió y que la música está viva y se renueva; no es una pieza de museo. Hay que ser respetuoso con la historia, pero las cosas tienen un curso natural y es lógico que busquen nuevos caminos. Esas músicas (bossa nova, fado o el flamenco) ya fueron creados y no podemos ponerle límites para que sigan progresando.

¿Ahora que tiene la oportunidad de coincidir con sus ídolos ya los puede mirar de tú a tú o esos genios aún son inalcanzables?

Cuando coincido con ellos trató de entrar en su universo para abrazar su música -Chico Pinheiro se encuentra en España para colaborar en un proyecto artístico con Plácido Domingo-, pero yo aún estoy en otro nivel... Uno quiere seguir creciendo a diario, pero mis dioses se encuentran en un olimpo musical... Yo no tengo tiempo de parar; necesito ese aprendizaje continuo para seguir creciendo.