El restaurante Maquila, en La Laguna, "cocinó" el pasado domingo el evento gastronómico "8 papas, 8 chefs, 8 platos", una iniciativa organizada por la asesoría gastronómica FrackChefs que representó un suculento homenaje a la papa antigua de Canarias.

La cata ilustrada de papas antiguas de Canarias no hubiera sido lo mismo sin la mano y la voz de Dolores García (La Cocina de Dolores) una experta en este tubérculo tan familiar y lleno de historia. Y sus palabras fueron un excelente hilo conductor y un aperitivo que abrió el encuentro con "ocho acreditados chefs que bajaron a ras de la tierra y sacrificaron su ego de cocineros creativos para dar todo el protagonismo a la papa de nuestra dieta de toda la vida y de nuestra memoria gastronómica".

La primera de las propuestas venía de Fernanda Fuentes. La chef utilizó la papa bonita "ojo de perdiz" para elaborar un entrante con pulpo, brote y un corte de papa gelatinada rellena con dulce de tomate.

Jorge Bosch se atrevió con la papa bonita colorada para elaborar un plato muy especial en el que mezcló papa, yema de huevo, cilantro y sopa verde, evocando el tradicional caldo de puta o caldo macho, de gran raigambre en las Islas.

Marlon Carmona, el chef del restaurante Maquila, utilizó la papa peluca, que cocinó durante 40 minutos a 60 grados, y la marinó con anís estrellado, tomate, alioli de gofio y mojo rojo aderezado por gambas.

El chef Andrea Bernardi, por su parte, optó por la papa yema huevo, de aroma intenso. Sobre una base de puré, peló y deshidrató la papa pequeña inyectándole después trufa blanca, y la salpicó de fragmentos de aceituna y galletas. La llamó "La trufa de Canarias". Rubén Cabrera descubrió otra sorpresa con su ravioli de papa; Airam Espinosa, con un exquisito risotto; Jonay Darias que de la papa torrentera creó un singular helado de papa entre merengue de café, chocolate con gofio, mango y gelatina.

Como cierre, Pau Bermejo brindó un postre fusión que maridó sabores de la repostería catalana y canaria; una auténtica conjunción de sabores y formas que terminó en un festín de polvorón de avellana y texturas diversas sobre la magia de la papa azucena.