El encuentro que ayer tuvo lugar en la sede de la avenida de Buenos Aires para fallar el XLV Premio de Periodismo Leoncio Rodríguez y el XLII Premio de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas cobraba un carácter especial: se cumplía el primer aniversario del fallecimiento de José Rodríguez Ramírez, alma del Grupo de Comunicación EL DÍA.

La cita no era casual y así lo puso de manifiesto su hija, Mercedes Rodríguez, editora y directora, quien en su estreno como presidenta del jurado, y antes de dar comienzo las deliberaciones, se hizo eco del emotivo recuerdo hacia la figura de su padre, José Rodríguez, un sentimiento compartido por el resto de asistentes y al que calificó como "una persona que alentó con su perseverancia esos premios hasta el último año".

El jurado lo integraban Mercedes Rodríguez, en condición de presidenta; Jorge Espinel, subdirector del periódico EL DÍA, como secretario con voz y voto, además del catedrático de Universidad, escritor y político Juan Manuel García Ramos; el periodista, escritor y expresidente de la Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, Eliseo Izquierdo; el historiador y profesor de la ULL Pedro Bonoso, y Juan Cruz Ruiz, periodista, escritor y Premio Nacional de Periodismo Cultural.

Los premios se concedieron por mayoría. El Leoncio Rodríguez recayó en Oswaldo Izquierdo Dorta por el artículo "Doña Florencia, la inglesa", publicado en el suplemento La Prensa en agosto de 2014, mientras el Antonio Rumeu de Armas correspondió a Luis Marcial García Rebollo, que publicó "Semáforo de la atalaya. Tenerife", en la Revista General de Marina en julio de 2014.

Juan Manuel García Ramos consideró que el artículo merecedor del Leoncio Rodríguez "recupera un personaje británico, común a las Islas" y destacó cómo en su desarrollo "el autor detalla cuál fue el papel de esta mujer inglesa en La Gomera".

Con respecto al galardonado con el Rumeu de Armas entiende que supone "un homenaje a los atalayeros, una figura que no solo cumplió su papel de vigía de nuestras costas, sino que desarrolló un importante cometido en la formación de quienes residían en las localidades cercanas".

A juicio de Eliseo Izquierdo, "el artículo que ha merecido este año el Premio Leoncio Rodríguez representa un trabajo muy bien estructurado, que hace honor a la veteranía del autor, conocido y además un buen escritor".

Desde su perspectiva destaca que "la protagonista supone un paradigma de la importancia que los extranjeros han representado para Canarias" y se refirió a "esa inglesa simpática quien desde su preparación y conocimiento es capaz de realizar, desinteresadamente, una enorme labor educativa".

Del trabajo que se coronó con el Premio Rumeu de Armas, Eliseo Izquierdo señala que lo sedujo desde la primera línea, por el hecho de que "tenía familiaridad con la labor de los viejos atalayeros".

Su tarea, explica Izquierdo, "no se reducía al avistamiento de los navíos, sino a dar noticias acerca del estado de la mar o de la atmósfera. Se trataba de verdaderos vigilantes, de faros constantes", por lo que la reivindicación que hace el autor "me parece un homenaje merecido y muy digno a los viejos atalayeros".

Pedro Bonoso señaló respecto al Premio Rumeu de Armas que "se trata de un trabajo a considerar por la relevancia de su contenido, la labor realizada por las atalayeros y sus familias proporcionando información".

Y subraya Bonoso la relevancia de su papel "desde el punto de vista de la seguridad y de la claridad informativa", al tiempo que felicitaba al autor por "introducirnos en un tema desconocido".

Del Leoncio Rodríguez destacó que se trata de "un artículo bien planteado, bien escrito, ordenado de forma lógica, coherente y progresiva, que muestra la semblanza de un alma errante que durante la Primera Guerra Mundial pierde a toda su familia y, como vía de escape, se ofrece como institutriz de unos niños en La Gomera, labor que desarrolla a la perfección, además de incorporarse como formadora en una academia de la Isla, con lo que su papel es doblemente importante".

Juan Cruz Ruiz, por último, destacó la capacidad de todos los aspirantes para tratar asuntos que calificó "de gran interés, porque forman parte de la historia de Canarias". En ese sentido, consideró que resulta justo "exaltar la minuciosidad de los ganadores, porque tanto Oswaldo Izquierdo Dorta como Luis Marcial García Rebollo supieron mostrar a los lectores el alma de sus creaciones".