debe ser un cementerio

si cada sí que dijeras

hiciera daño.

debe ser el paraíso

si cada sí que dijeras

pudiese ser un favor

Félix Francisco Casanova

Vamos a romper el pudor. Hace cuarenta años, aparentemente, nos dejaste. Sin embargo, permaneces aún en todos los que continuamos leyendo tu obra. Tu risa brotaría escandalosa al saber que han llegado a llamarte el Rimbaud canario. Te has convertido en un autor de culto, has despertado el interés de escritores nacionales como Aramburu, Irazoki o Molina Foix. Tu novela, El don de Vorace, ha sido traducida al francés para ser presentada en París por tu viejo conocido, Juan Cruz. Incluso, existe un premio literario que lleva tu nombre.

Viviste una corta existencia, bien aprovechada, aunque no suficiente. Permaneces en la memoria, joven, atractivo, irónico, diferente, fresco como tu querido aire de invierno, hipersensible, con una capacidad extraordinaria para la poesía, luminoso, cercano e irreverente. No envejecerás, al igual que tus admirados Jimi Hendrix, Jim Morrison o Janis Joplin, que forman parte de nuestra mitología contemporánea. Nosotros hemos seguido viviendo, transformándonos, equivocándonos, aprendiendo, a fin de cuentas. Tu influencia, tu sabiduría natural, tu sentido común aún nos alcanza.

Podría contarte muchas cosas que quizás te gustaría saber. Cerraron el viejo Numancia y ahora los supervivientes vamos al TEA, un lugar en el que se puede ver cine independiente y en versión original. Cine, cine, cine... esencial en nuestra formación, en nuestra vida.

Catherine Deneuve, tu musa, ya no es nuestra Tristana, ni la heroína de Repulsión o Belle de Jour. Es una señora mayor que ha perdido la cintura y también la divinidad, con un rictus de mal humor que enmarca su boca pero con una larga carrera cinematográfica que ha continuado, sabiendo elegir sus trabajos. No sé si ahora te gustaría. Ya sabes que yo siempre preferí a su hermana, Françoise Dorleac que, como tú, murió accidentalmente en plena juventud, dejándonos un puñado de interpretaciones inolvidables.

Los Rolling Stones, sus satánicas majestades, acaban de actuar en la Habana. Viejos, siguen igual de golfos pero arrugados y pasados. Ellos si llegarán a la tumba bien gastados, como un día me dijiste que había que morir.

Lennon fue asesinado. Lou Reed y Bowie sobrevivieron felizmente al sexo, las drogas y el rok&roll. Superar la juventud, sin pena, buscando siempre la diversión, como decía la canción de Weill ¿A qué esperamos? El tiempo no va a volver. James Taylor sigue cantando You''ve got a friend. Y aquí, nosotros seguimos llevando tu maleta llena de hojas, querido Félix Francisco.

Este texto formó parte la performance que inauguró la exposición Puerto Olvido en la sala MAC de Santa Cruz de Tenerife