"En Canarias no existe un gran público de danza porque esta disciplina ni se programa ni se ofrece en los teatros de forma rutinaria", declara la bailarina, actriz y coreógrafa tinerfeña Paula Quintana.

"A mí me encantaría que la gente sintiera que la cultura les pertenece", afirma, después de vivir un año en París, donde ha comprobado que la diferencia de cómo se trata a las artes escénicas en España con respecto a otros países "es tremenda".

No solo es una cuestión de los recursos económicos que se asignan a las artes, "sino del respeto que las personas le tienen a la cultura en general", explica Quintana, quien sostiene que hay países en los que la población reclama la cultura como reivindica la sanidad.

Esta bailarina considera que existe un nivel de creatividad en los artistas "que no hay fuera", pero que la dejadez y la falta de entusiasmo generan una barrera que hace que se desconozca buena parte del trabajo artístico de las islas. De hecho, afirma que los bailarines canarios en Madrid, donde vive, tienen mucho prestigio. "Ser bailarín canario en Madrid tiene nombre" y suele escuchar la afirmación de "si es bailarín canario, es bueno".

Paula Quintana se inició en la danza muy joven y comenzó a crear coreografías por la necesidad "de contar algo", por lo que se ve incapaz de separar danza y teatro, aclara.

"Latente" fue premiado como "mejor espectáculo de nueva creación" en la Feria Umore Azoka 2015 de Leioa y doblemente candidato a los Max 2016 en la primera selección, y finalista de los premios Réplica que otorga la Asociación Canaria de las Artes Escénicas.