Bórcor es un lugar real, pero cuyo nombre no figura en ningún mapa ni tampoco en carta de navegación alguna, habitado por historias y personajes, donde el mar rompe, con su abrazo de sal y espuma, a las orillas de una buena parte de sus relatos. La música tan pronto se arranca a ritmo de tango, como suena con notas de blues, en clave de ópera o al compás del bolero. El arte se traza a pinceladas, los libros se deshojan en ese irresistible poder de seducción y el cine proyecta su mágico poder.

Estas son algunas de las claves de los relatos contenidos en este libro, algunos de ellos inéditos, otros publicados en revistas, rescatados de obras colectivas, entresacados del blog Buenos Aires 1929 Café Literario, productos de las inevitables revisiones, algunos con la vitola de haber resultado premiados y todos, ahora, reunidos por la mano de Felicidad Batista Fariña en "Los espejos que se miran".

El propio título refleja ese ejercicio de mirada, de introspección, contumaz y solitario que supone la creación, esa tarea ímproba que ha representado a lo largo de los últimos años el hecho de ir compendiando, con la paciencia y la minuciosidad de una orfebre, un total de 49 relatos, cuentos y microrrelatos que componen este trabajo, algunos de ellos premiados, que han cautivado a lectores de aquí y de otras orillas, "desde los Estados Unidos hasta la Patagonia", explica la autora, gentes que siguen con pasión y fidelidad las historias que narra una arafera a la que este viernes le corresponde el honor de pregonar las fiestas del pueblo que la ha visto nacer y crecer viviendo.

"He escrito una novela que, de momento, se encuentra en manos del editor", manifiesta esta escribidora, quien reconoce con un aliento de cierta amargura que en nuestro país "se edita mucho, pero se lee más bien poco".

Y se confiesa ferviente admiradora de Borges, Cortázar, Sábato.., autores que deletrea casi de una manera reverencial, entre otros, y construye "lugares imaginarios desde universos reales", ambienta paisajes "psicológicos e intimistas", describe "conflictos universales como son el amor y el desamor, la tristeza y la soledad...".

Y rememora la ciudad de Lebu (Chile), "verano aquí e invierno allá", donde acudió a presentar el libro, porque la literatura "no tiene lugar ni tiempo", sostiene.

"Porque aún queda mucho cielo que andar y largos silencios que escribir", reza la cita del poeta José María Millares Sall que figura en el prólogo y que acompaña a otro fragmento de Jorge Luis Borges: "Ya todo está. Los miles de reflejos que entre los dos crepúsculos del día tu rostro fue dejando en los espejos y los que irá dejando todavía".

La ilustración de la portada es obra de Fuensanta Niñirola, que se inspiró en un mito como el de Marilyn Monroe tras leer uno de los relatos.

Licenciada en Historia del Arte y Bibliotecaria de la Biblioteca del Parlamento de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, sus primeros relatos y cuentos los publicó en el blog Buenos Aires 1929 Café Literario. Posteriormente publicar en revistas y libros colectivos de Venezuela, Argentina, Chile y Perú), y más tarde en España.

Ha logrado premios en el X Concurso Gonzalo Rojas Pizarro (Chile), el I Concurso de Micro Cuentos Lebu en Pocas Palabras (Chile), con menciones de honor, finalista concurso de Narraciones del Club de Abuelos de Buenos Aires (Argentina) y finalista del II Concurso de Relato Corto Mujerisla (Cabildo de la Gomera).

Felicidad Batista

Escritora

Autora:

Felicidad Batista Fariña.

Título:

"Los espejos que se miran"".

Editorial:

Generación Bibliocafé.

Páginas:

184.