Víctor Mora tenía una de esas vidas que se suelen comparar con los efectos que provoca subir a una montaña rusa. Acostumbrado a estar abajo y arriba, o viceversa, el novelista y guionista barcelonés (1931-2016) se ganó la eternidad dando vida al Capitán Trueno (1956), el icono más poderoso de los cómics de héroes que se han fabricado en España. Su biografía está repleta de curvas peligrosas -un inevitable traslado familiar a suelo francés, la necesidad de trabajar cuando aún era un niño o una breve estancia en las cárceles franquistas por sus ideales políticos (masonería y comunismo)- que se diluyeron con el paso del tiempo hasta que el pasado miércoles se conoció la noticia de su fallecimiento. Capitán Kerr, Doctor Niebla, El Justiciero Errante o Vendaval llegaron antes que el famoso caballero.

Mora no es de la misma quinta que Francisco González Ledesma (Silver Kane), pero tomó el relevo que dejó el tío de este en Bruguera (Rafael González Martínez) ocho años antes de dar vida a un personaje de la Tercera Cruzada que arrasó en los quioscos. Protegido por una identidad falsa ("Víctor Alcázar") creó los guiones a los que puso cara el dibujante "Ambrós" ajeno a las ganancias que estaban por llegar: en los momentos más gloriosos se llegaron a vender 350 mil ejemplares semanales. Pero esa no fue la última conquista de un creador que también dio forma a los convulsos universos por los que transitaron El Jabato, El Cosaco Verde, El Sheriff King o El Corsario de Hierro.

Doce años (1956-1968) duró la primera gran cruzada en la que se embarcó el leal amigo de Crispín y Goliath en su afán por defender a los más oprimidos. La segunda, ya con los colores en su máximo apogeo, maduró a partir de 1969. Sigrid, la novia de Trueno, y la isla de Thule, no obstante, continuaron siendo dos puntos de referencia para sus ansiosos lectores.

Adorado por los aficionados al noveno arte español con la misma veneración que los americanos sienten por Capitán América, Superman o el mismísimo Spiderman, en 2010 la dirección de Ediciones B realizó un encargo que no paso inadvertido para los comprometidos seguidores del personaje ideado por Mora. Ricard Fernández y Joan Boix fueron los impulsores de una historia que se anunció a bombo y platillo como "La muerte del Capitán Trueno".

Víctor Mora llegó a participar en el debate popular que se originó con "El último combate". "Mi Capitán Trueno tendría que ser inmortal", llegó a declarar antes de aceptar que el destino de este le pertenecía a los lectores que soñaron con un mundo diferente tras explorar unas viñetas que llegaron a crear una realidad paralela a la de un autor con una "armadura" republicana que siempre incidía en la idea de que El Capitán Trueno era un inconformista, un agitador social.

Vea aquí la entrevista que el guionista y escritor Víctor Mora concedió a "Informe Semanal" (TVE).