Sobre la mesa olvida durante 27 minutos un puñado de partituras. Trabajo. Los retoques finales de una cita ineludible que volverá a reunir a muchas personas alrededor

del décimo Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife. "Dejemos que Fimucité nos vuelva a sorprender", vaticina en la respuesta final de una entrevista que nace envuelta de recuerdos. Los que cuelgan en la pared inmortalizados en un sinfín de fotografías de distintas dimensiones; los que brotan en una conversación con la pieza clave del tablero de ajedrez que se ha convertido un evento cuyos preparativos se encadenan edición tras edición. El rostro de Diego Navarro refleja concentración, expectación, felicidad... Su genética de director de orquesta lo obliga a mantener el control de la sala de máquinas de una catarsis que traspasa las fronteras de este archipiélago. "Sería imposible hacer realidad este sueño sin el esfuerzo del equipo humano que me rodea", agradece el impulsor de una aventura sensorial que se desarrollará en la Isla del 23 de septiembre al 1 de octubre. ¡La cuenta atrás para el despegue del "Space Opera: A Journey to the Stars" ya ha comenzado!

¿Cómo son las horas previas al arranque de una nueva edición de Fimucité?

Son realmente agotadoras; muy extenuantes (silencio)... Yo siempre tiro del símil del circo chino y el famoso número de los platos: en la pista hay 150 platos girando a la vez y un artista que tiene que ir de un lado a otro para evitar que se caigan... Son muchos los detalles que hay que controlar para que una experiencia de esta dimensión salga bien.

¿Conservar el festival bajo control exige muchos sacrificios?

Simultanear la función de director de Fimucité con la dirección artística es un ejercicio muy complejo. Gratificante, pero que exige una dedicación total... Sí. Debo confesar que al final del día llego a la cama completamente rendido.

¿La calma que transmite es real; se puede tener la organización de un evento de esta magnitud perfectamente atada?

Ese control no lo puedes perder nunca porque si no tendríamos un problema bastante gordo (ríe)... Todo esto lleva un año de trabajo; cada edición nos exige 12 meses de sacrificios. Solo el hecho de pensar qué es lo que vamos a hacer en la próxima edición supone un gran desgaste creativo y emocional. Soy consciente de que hemos creado un monstruo maravilloso.

Esa capacidad de superación es decisiva a la hora de mantener este proyecto vivo, ¿no?

Este año, por ejemplo, organizamos seis conciertos extraordinarios... Cada uno de ellos es un mundo: seis planetas que giran alrededor de un sistema solar que es Fimucité. Este festival ha aprendido a resolver los problemas que puedan aparecer sobre la marcha y eso es un valor incalculable a la hora de realizar una producción rápida y efectiva. Todo está muy "trillado" y la experiencia nos ha dado una autonomía y sabiduría para abordar esos pequeños instantes de incertidumbre que no es fácil de encontrar en otros festivales. El secreto está en saber delegar y, sobre todo, confiar en la gente que tienes más cerca. Sería imposible hacer realidad este sueño sin el esfuerzo del equipo humano que me rodea. Para que este proyecto respire hay que dejar actuar a las personas que han demostrado que aman a Fimucité.

Está claro que nada de esto se habría podido convertir en realidad sin la insistencia de unas personas que creyeron en Fimucité, pero igualmente decisivo fue el respaldo popular que tuvo el evento desde sus orígenes... ¿El público es una pieza determinante en el "esqueleto" de esta gran aventura?

El público entendió desde el primer día que estábamos haciendo algo diferente; que aquello era el inicio de una experiencia global y emocional que años después aún resulta muy difícil de explicar. Ese "boom", que dura hasta el día de hoy, sigue provocando que haya personas que cogen hasta tres aviones para estar en Fimucité.

Cuando se arremolinan todas esas emociones en torno a esta cita, lo de menos es hablar de la posición que ocupa el festival en un hipotético ranquin, ¿no?

No soy la persona más indicada para emitir ese tipo de valoraciones, pero nadie puede poner en duda hoy en día la posición de privilegio que ocupa Fimucité en el panorama nacional e internacional... En España no existe otro proyecto que se acerque a los criterios de calidad que exhibe este festival e incluso hay quien afirma sin margen para la duda de que somos el mejor referente mundial en lo que a música de cine se refiere. Por aquí ha pasado desde la primera edición lo mejor de lo mejor y es normal que nos consideren una de las citas más destacadas... Ser elegidos por Universal Pictures como sede para celebrar un concierto por su centenario es algo histórico que no se volverá a repetir hasta dentro de mucho tiempo y ese es otro de los hitos que hemos sabido conquistar... Fimucité es fruto de un trabajo sin descanso; nadie nos regaló nada sin merecerlo.

¿Está satisfecho con la evolución que ha tenido Fimucité?

Si tuviera que aplicar un concepto asociado con el mundo de la moda diría que Fimucité es un festival que ha creado tendencia. Nuestra línea editorial está muy bien marcada: sabemos lo que queremos y cómo lo queremos hacer. Estamos creando proyectos originales, unas ideas que aún no se habían visto en festivales de este perfil y que nos posicionan como un destino muy atractivo para los amantes de la música de cine. Hay varios ejemplos que certifican que estamos en el punto de mira de los grandes estudios: el estreno de la "Alien: La Sinfonía Biomecánica", en el año 2009, o el monográfico de la saga de James Bond. Esas y otras experiencias se proyectaron al extranjero desde Tenerife.

¿Esperaba que en un tiempo relativamente corto -no sé si usted tiene la misma percepción temporal- se alcanzara una proyección internacional de este calado?

¿Sinceramente? No me lo esperaba... Fimucité está consolidado al cien por cien, pero uno de los clásicos cuando nos acercamos al final de cada edición es intentar dar respuesta a una pregunta: ¿Y después de todo esto, qué podemos hacer el año que viene? Ser originales para evitar repetir cosas que ya hemos mostrado al público es uno de los grandes caballos de batalla de Fimucité. Ese giro que buscamos cada vez que nos sentamos a pensar cómo podemos superarnos lo hemos logrado este año con "Space Opera", que es otro de esos conceptos que otorgan una identidad propia a este festival.

En alguna ocasión ya comentó la opción de que esta experiencia tuviera vida fuera de Tenerife. ¿Esa es una de las vueltas que se le pueden dar a este proyecto?

La isla de Tenerife está grabada en el nombre del festival y esa es una marca que no se puede cambiar. Por ahí lo tenemos un poco más complicado porque Fimucité nunca dejará de ser Fimucité, pero hay fórmulas que nos permiten conservar nuestra identidad realizando coproducciones que nacieron en la Isla. ¿Sacar el festival de Tenerife? La idea es seguir explorando el mundo desde la tierra que amo.

Lo que nadie puede discutir es la apuesta permanente por rodearse de los más grandes.

Ese siempre ha sido uno de los objetivos de Fimucité. Nuestro ADN es ganador y eso se mejora trayendo a los mejores... No solo nos preocupa poder contar con nombres que son de Primera División mundial, sino compaginar esas visitas tan extraordinarias con el reconocimiento a figuras legendarias que ya no están entre nosotros: los clásicos que son los auténticos pilares de este mundo también han tenido el protagonismo que merecen en Fimucité. Cuando echo la mirada atrás valoró mucho más lo que hemos conseguido. Hay gente, por ejemplo, que no sabe que la música de la primera superproducción de "Iron-Man" (Marvel) se estrenó en el Guimerá o que la primera vez que una orquesta interpretó la banda sonora de "Juego de Tronos" fue en Fimucité. Este año necesitábamos algo especial; una cosa que se saliera de lo normal y provocara un boom. Buscar ese margen de mejora es bastante complicado porque hay que jugar con las agendas y competir con otros festivales, pero tenemos a nuestro gran nombre: Howard Shore. De todas las grandes opciones que hemos manejado a lo largo de este año nos hemos quedado con una de esas figuras que forman parte del Olimpo de la música escrita para el cine. Para mí supone un reto fantástico poder compartir esta experiencia y aprender al lado del ganador de tres Oscar.

¿Qué le gustaría que ocurriera en esta edición de Fimucité que aún no haya pasado?

Esa es una buena pregunta... No sé (silencio). Dejemos que Fimucité nos vuelva a sorprender.