El periodismo se ha "tratado de vaciar de contenido y de propósitos" y necesita "una repesca", pues "lo hemos asesinado entre todos pero puede salvarse" con "información contrastada, comprobada y relevante", ha dicho el escritor y periodista Juan Cruz.

Tras presentar en Santa Cruz de Tenerife su "Un golpe de vida" (Alfaguara, 2017), Juan Cruz, que estuvo acompañado por el poeta y director de MiradasDoc, Alejandro Krawietz; el fotógrafo Carlos Schwartz y el director de Acción Cultural de la Fundación CajaCanarias, Álvaro Marcos Arvelo, dijo que su libro es "sobre la realidad de hoy" y "me lo ha escrito la vida".

Natural de Puerto de la Cruz (Tenerife, 1948), Juan Cruz, se define como "igual de canario que universal" y está convencido de que existe una nueva generación de jóvenes periodistas que "pueden rescatar al oficio" de "la mala influencia de los que creen que ya hicieron su carrera y van por el mundo pregonando que ellos saben más que nadie".

La "destrucción del periodismo" propiciada por "la posverdad", la "hacemos nosotros mismos", apuntó Juan Cruz, con "la abundancia de tertulias" o "con periódicos capaces de titular como información lo que son opiniones".

Se trata de una "sociedad atolondrada" que "cree que acabando con el periodismo, con la información, se vive igual".

Ese daño al periodismo se hace con "periodistas que fabrican noticias sin tener la sustancia de la información", dice el autor de "Un golpe de vida".

La posverdad es "un instrumento gravísimo", puntualizó, de la destrucción de un oficio "que no morirá", incidió, porque "es fundamental para la sociedad" y porque hoy "se ha tocado fondo con un mundo que pensaba que sin información todo iba mejor".

Es por ello que el periodismo requiere según Juan Cruz rigor y seriedad. "Debemos contrastar las fuentes", citó el escritor.

Lo que ocurre en twitter es "lo mismo que pasa en las barra de los bares" y "los medios terminan pareciéndose a eso", porque "hay un secuestro de la voluntad del ciudadano" a favor de "lo que se dice enseguida", comentó.

En cualquier caso, Juan Cruz es "optimista" con la profesión y con el mundo que nos espera. "El mundo será mejor sin duda, pues cuando yo iba a la escuela no era un ciudadano, no era libre ni tenía derechos, y la libertad es tener derechos".

En su opinión, España "no es un país autoritario, sino que tiene la desgracia de ser gobernado por gente que ha negado las libertades civiles alcanzadas" y esto "pasa en otros países", donde "hay retrocesos y luego vienen otros partidos que tienen más respeto a esas libertades, porque la sociedad puede elegir".

"Hoy me siento con derechos, estamos en un país mejor, y por eso tenemos que luchar en el periodismo, pero no opinando, sino contando los hechos, son estos los que han llevado a la cárcel a los delincuentes y corruptos", advirtió.

El problema es "que el periodista más valorado ahora es aquel que incansablemente está diciendo su opinión", ha sostenido Juan Cruz.

Los elementos que conforman "Un golpe de vida" no se alejan de otros trabajos anteriores donde se mezcla el carácter autobiográfico, la crónica y memoria, el periodismo y literatura como algo inseparable de su vida.

El mar, el tiempo, una existencia marcada por el impulso de contar historias, la melancolía que prefiere "no mirar al pasado", sino como "fijación de hechos importantes de conservar, porque si no los miras es posible que te pasen desapercibidos", dijo, marcan su narración.

La orilla y el mar "es determinante en nosotros, en la condición humana del isleño", relató Cruz, para quien "la isla no es una trozo de tierra sino la gente; los insulares forman parte de la vida que soy", pues "uno nunca se va de la isla".