La cantante Ana Torroja encandiló esta noche al casi un millar de personas que acudieron al concierto que ofreció en la capital chilena en una noche austral.

En el recinto de Casapiedra, más acostumbrado a la política que a la música, la española exhibió todo el repertorio con el que ha enamorado a Chile y al que el público chileno respondió.

Torroja, que llegó a Chile para presentar su disco "Conexión", grabado en vivo en México, y en el que mezcla pop y tecno con elementos de música acústica y electrónica, empezó el concierto con fuerza.

La artista quiso levantar al público de sus sillas, y para ello recurrió a sus mejores armas, dos clásicos de la que fuera su banda y que aún hoy sigue marcando su carrera allá donde va, Mecano, el grupo español que más discos ha vendido en todo el mundo, con unos 25 millones.

"La fuerza del destino" y "Hoy no me puedo levantar", el himno de los años 80 y de Mecano, se encargaron de traer al recinto a Mecano, que lleva 25 años queriendo volver, pero que, como Torroja ha reiterado en numerosas ocasiones, "no puede volver porque en realidad nunca se ha ido".

Brillante ella y su vestido negro durante las dos horas de concierto, la madrileña lo dio todo sobre el escenario para complacer a un público al principio remolón, que se limitó durante varias canciones a agitar levemente sus cabezas y pies y a tararear y bailar tímidamente.

Quizás consciente de que al público le costaba sumarse a la ola de felicidad con la que Torroja quería contagiar a todos, la ex de Mecano no dudó en pedirles que se levantaran de su asiento y disfrutaran del concierto junto a ella.

El concierto navegó constantemente entre los temas más conocidos de Mecano y sus canciones propias más personales, con temas inéditos, como "Disculpa", el primer sencillo del disco, una canción con un ritmo menos potente que los temas tecno-pop de la que fuera su banda, pero mucho más acorde con el ambiente íntimo del recinto.

El momento reivindicativo de la noche, y que se llevó uno de los aplausos más largos y sentidos del concierto, llegó en su ecuador con la canción "Mujer contra mujer".

Se trata de un tema que habla sobre el amor entre dos mujeres y que le sirvió a Torroja para reclamar, con motivo de su asistencia al Orgullo Gay de Madrid, que "aunque hay mucho conseguido aún hay mucho por conseguir".

La voz inconfundible de Torroja llevó al concierto donde quiso y destacó con más fuerza cuando la cantante decidió bajar el ritmo de nuevo con una mezcla de varias canciones sobre el desamor y la melancolía, antes de volver a animar al auditorio.

Con canciones como "Hijo de la Luna" el público, ya extasiado, se puso de nuevo en pie para despedirse de la madrileña mientras cantaban y bailaban a la vez que agitaban sus brazos iluminados por las luces de sus teléfonos móviles.