El paisaje es el género por excelencia en el que el pintor tinerfeño Juan Botas Ghirlanda (Santa Cruz de Tenerife, 1882 - La Laguna, 1917) volcó todas sus inquietudes plásticas a lo largo de su corta existencia, aunque también realizó varios retratos y algunas caricaturas. Cincuenta y nueve de las obras que pintó, la mayoría bocetos de pequeño formato, conforman la exposición que se inaugura mañana, en las salas del Instituto Cabrera Pinto de La Laguna, donde permanecerán hasta el 29 de octubre.

Esta retrospectiva, organizada con motivo del centenario de su muerte, se presentó ayer en un acto al que asistieron el viceconsejero de Cultura, Aurelio González; la comisaria y autora del último número de la Biblioteca de Artistas Canarios (BAC), dedicado a Ghirlanda, la historiadora del arte Pilar Carreño; y el director de las salas de arte del Gobierno de Canarias, Carlos Díaz-Bertrana.

González se refirió al número 54 de la BAC, que coincide con la exposición que se inaugura mañana, y agradeció a Pilar Carreño su doble trabajo de comisariar la muestra y escribir el monográfico, además de a las instituciones que han prestado las obras para hacer realidad esta iniciativa, como el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Las Palmas, el de Santa Cruz de Tenerife, el de La Laguna y particulares como la galería Artizar, entre otros coleccionistas.

Bertrana comentó que la BAC comenzó en el año 1991, cuando él fue director de Cultura con Juan Manuel García Ramos como viceconsejero del área, serie que empezó con autores del siglo XVIII y XIX. Durante este periodo se editaron diez números al año, ahora tres, pero todos siguen la misma estructura en su contenido: un estudio crítico, una selección de imágenes del artista y de su obra, además de textos sobre él y bibliografía.

Adelantó que los próximos tomos estarán dedicados a Pepe Abad y Nicolás Massieu, además de aludir a que el precio del libro es muy popular, quince euros.

La comisaria de la exposición y autora del monográfico de la BAC sobre Botas Ghirlanda, Pilar Carreño, explicó que este artista refleja la pasión por la pintura, además de aclarar que la muestra está estructurada en dos apartados.

La planta baja acoge la obra más madura, la que realizó durante su estancia en el exterior, su periplo europeo que lo llevó becado a Roma. "Se fue a mediados de 1904 y estuvo hasta mediados de 1912. Vivió en Italia, en París, algún viaje a Londres y en Madrid, hasta que vino para acá. Lo que se muestra abajo indica la madurez, cuando se implica en el paisaje. En la planta de arriba se exhibe lo que hizo al principio en Canarias".

Paisajes de Roma, Venecia, Nápoles, Capri, Pestum, París, El Pardo o Aranjuez, entre otras ciudades y sus entornos, algunas de ellas marinas, además de ruinas de Pompeya o el Coliseo de Roma, presiden la planta baja, bocetos en los que refleja sus estados de ánimo a través de la luz que imprime a sus cuadros, llenos de lirismo y ejecutados con pequeñas pinceladas concatenadas con cierto carácter impresionista.

La planta alta está dedicada a su obra hecha en Canarias, como las tituladas "El Teide desde Agulo", "Casas Canarias", "Embarcadero del castillo de San Cristóbal", "Barranco del drago", "Barranco de Gracia", "Almacenes de carbón en Valleseco", "Guayoque", "Los Baldíos" y "Paisaje de La Laguna", verdaderos documentos gráficos de la historia de Santa Cruz en el año 1900.

La colección de pinturas, muchas de ellas restauradas recientemente, están complementadas con varias vitrinas que contienen catálogos de sus exposiciones, algunas caricaturas, un retrato fotográfico que le hizo José Gutiérrez en 1898, actas de sus notas o su título de Bachillerato, entre otros documentos personales.