Su ingreso como gran solista en la nómina de Ópera de Tenerife no era sencillo. "Fausto" es una aventura exigente; un título inundado de recovecos artísticos, emocionales, históricos... Transitar durante casi dos horas -es el tiempo que permanece en escena- por el universo al que dio vida Gounod requiere de la existencia de muchos valores para no acabar saltando por los aires por efecto de un campo minado que no hace distinciones entre jóvenes y veteranos. El tenor lagunero Airam Hernández deslumbró con su voz al exiguo público que el martes se dio cita en el estreno de una ópera pensada a lo grande. "Después de muchos años de esfuerzo, de formación y de trabajo parece que ya empieza a notarse todo eso en el escenario", enumera un intérprete al que muchos ya señalan como una voz dominante dentro de la escena operística del futuro. Un devenir que ya es presente.

¿Algo tiene que estar pasando para que todos hablen cosas buenas de usted?

Llevo años trabajando lejos de casa y, sinceramente, ya tenía ganas de disfrutar de una oportunidad como la que me está brindando este "Fausto"... Deseaba compartir con mi familia, amigos, conocidos una gran pasión como es cantar.

¿Impone el hecho de que los que conocen bien este mundo hablen de la "llegada" de un gran tenor?

No me queda mucho tiempo para pensar si esto agobia, estresa o intimida, pero todo eso ocurre. Esas sensaciones y otras muchas están presentes en mi día a día, pero no me preocupo en pensar demasiado en ellas. Si me paro a valorar lo que está sucediendo a mi alrededor me acabaría saliendo del raíl; el riesgo de descarrilar es alto (sonríe). Yo pongo el piloto automático y a partir de ahí todo es trabajo, trabajo, trabajo... Abres un proyecto, lo preparas con profesionalidad y empiezas a divisar el que viene detrás. En el mundo de la ópera no te puedes permitir el lujo de agobiarte, si lo haces te devora su ritmo frenético.

¿Cómo han sido los preparativos de este "Fausto"?

Exigentes (vuelve a reír). "Fausto" me ha exigido una preparación psicológica muy sólida porque se trata de un personaje denso no solo a nivel vocal, sino interpretativo... Este es un rol de madurez para un tenor lírico y realmente lo que te puede llegar a asustar es el hecho de cómo lo vas a abordar. Yo suelo realizar un intenso trabajo de campo cada vez que me meto en la piel de un personaje: si es una ópera que está inspirada en una novela la leo y releo, más tarde hago una labor de lectura musical, que en muchas ocasiones el libreto no concuerda al cien por cien con lo que encontraste en las páginas de una novela, y esos dos capítulos lo completo con una estrategia psicológica que me ayude a comprender mejor al personaje. Sin ese proceso previo sería imposible acometer una ópera de este calado.

Celso Albelo, Jorge de León, Pancho Corujo... ¿Canarias continúa generando grandes tenores?

Acaba de nombrar a tres grandes intérpretes (silencio)... Siempre he pensado que la cobertura que se le da a los cantantes canarios depende mucho de lo que estos hagan fuera. Celso y Jorge suman un camino hecho lleno de buenas críticas y de premios internacionales y Pancho tiene una voz maravillosa... Ellos ya tienen una posición consolidada, pero hay otros como David Barrera, que a parte de ser amigo tiene unas condiciones increíbles. En la parte femenina, además de las ya conocidísimas Yolanda Auyanet y Raquel Lojendio, contamos con otros talentos como Davinia Rodríguez, Estefanía Perdomo o Montserrat Martín.

Muchos de los espectadores que estos días acudan al Auditorio de se van a preguntar dónde "demonios" ha estado metido este "Fausto" en los últimos años...

Yo empecé tarde la carrera de canto y he ido muy despacio: estudié trompa, estuve seis años en el coro del Liceu de Barcelona y los últimos los viví en Zúrich (Suiza) formándome en el Ensamble y en la Ópera Estudio y realizando distintos papeles con primarios. Ese es una de las grandes arterias de la ópera actual. De allí han salido solistas como Javier Camarena, Cecilia Bartoli o Jonas Kaufmann. Sin todo ese trabajo de base nada de lo que me está sucediendo ahora habría ocurrido. No ha sido nada fácil, pero al final me estoy empezando a sentir recompensado.

Volver a "casa" con un rol de este calado es una dificultad añadida, ¿no?

Si le soy sincero, yo hubiera preferido haber debutado en Ópera de Tenerife con un rol un poquito menos exigente... Pero de perdidos al río. Esto lo hablé en mi primera conversación con Alejandro Abrante -intendente de Ópera de Tenerife-, pero quedamos en que viniera e hiciera una prueba a ver cómo salía todo. La hice, la audición no se dio mal, su respuesta fue: "Fausto es para ti; esto es para ti". No lo había cantado antes y como soy una persona a la que no le gusta aceptar misiones que no puedo cumplir les pedí un margen para estudiar bien esta ópera. Probablemente, eso es lo que ha evitado que apareciera en primera línea mucho antes pero no me arrepiento de los pasos que he dado hasta llegar aquí. Las oportunidades sí que llegaron, pero la mayoría de las veces consideré que aún no estaba en condiciones de asumir el reto planteado. Mi objetivo era darle mi toque personal, que el "Fausto" con el que me estreno en casa no recordara a otras versiones. Creo que he conseguido llevar a este "Fausto" a mi terreno. Para bien o para mal, espero que sea la primera opción, mi reto es que el público que venga al Auditorio no exprese indiferencia cuando escuche a Fausto. Yo lo estoy disfrutando. El equipo de trabajo, tanto humano como técnico, es magnífico y eso se percibe en las funciones.