El festival literario BCNegra, a punto de bajar el telón, cuenta hoy como protagonista principal con el norteamericano Don Winslow, uno de los grandes autores del género, que ha hablado de su último título, "Corrupción policial" (The Force), una disección de la sociedad moderna estadounidense.

Winslow, nacido en Nueva York en 1953, rememora que desde siempre quiso escribir una novela sobre la policía de su cuidad, muy influenciado por películas como "Serpico" o "The French Connection", pero "durante muchos años sentía, honestamente, que no tenía ni el talento ni la valentía para hacerlo".

Sin embargo, después de nueve novelas y de escribir "El cártel", que califica como la experiencia "más intensa" de su vida, decidió que era el momento de volver a Manhattan -desde hace años reside en San Diego- y ponerse en la piel de uno de sus agentes para narrar lo que ocurre en lo más recóndito de la Gran Manzana.

Después de unos años con la historia en su cabeza, perfilando personajes, e incluso patrullando las calles en un coche de afilada sirena, Winslow puso el punto final a "Corrupción policial" (RBA), donde el lector conocerá al héroe Denny Malone, en un relato donde no son ajenos la codicia, la violencia, la desigualdad, el racismo, el crimen y la venganza.

"Nueva York es una ciudad única -señala-, tiene una energía, una diversidad, un alma especial. Es una ciudad de secretos y cuando eres policía descubres estos secretos. Los agentes tienen un poder especial, sobre todo si son como Malone, los reyes de sus territorios, donde mandan mucho y se sienten orgullosos de ello, pero ese trabajo tiene costes".

Como es habitual en Winslow, consigue que el lector acabe sufriéndolos en su piel y que al cabo de unas páginas también rompa una puerta de una patada, junto a una patrulla de fornidos agentes.

A la pregunta de si la corrupción es inherente al ser humano o si es estructural en las sociedades capitalistas, Don Winslow no duda en afirmar que "ambas cosas".

"No se puede encender el fuego sin combustible, y si no lo tuviéramos en nuestro interior, nada podría encenderlo, por tanto, sí, la corrupción está en nosotros, no somos santos, pero, además, el mundo capitalista comporta que la corrupción sea más probable, porque el dinero es lo más importante", dice.

A su juicio, "es muy difícil hoy construir un edificio sin que no haya un soborno en algún momento del proceso, y una ciudad como Nueva York se ha construido con la corrupción, a gran y pequeño nivel, porque no deja de ser corrupción que por veinte ''pavos'' a un policía de barrio el repartidor de verduras pueda dejar mal aparcada su furgoneta, en medio de la calle".

Con la novela, más allá de una trama con varios e impactantes giros argumentales, lo que ha querido, precisamente, es transmitir un mensaje: "No se puede acusar, señalar con el dedo solo a los policías, porque la corrupción va de la Casa Blanca hacia abajo y, sí, he dicho de la Casa Blanca hacia abajo".

En este punto se detiene y recuerda que ya en la administración de George Washington "hubo escándalos" y no deja pasar que ahora con Donald Trump, a quien conoce desde hace años, éstos pueden agravarse.

"Nueva York se ha construido siempre con corrupción y cuando se empezó a decir que Trump tenía conexiones con la mafia yo reía porque, obviamente, un constructor, y Trump lo era, no hubiera podido hacer nada sin esas conexiones", comenta.

Sobre el hecho de que "Corrupción policial" esté a punto de convertirse en película, Winslow apunta que poco sabe, más allá de que David Mamet se encarga del guión y que en unas semanas empezará el rodaje, bajo la dirección de James Mangold.

Por otra parte, avanza que Ridley Scott sigue con su idea de llevar esta próxima primavera a la gran pantalla "El cártel".

Respecto de nuevos proyectos literarios, Winslow avanza que, a pesar de que había jurado que no volvería al narcotráfico, ya está trabajando en el volumen que cerrará la trilogía que inició con el superventas "El poder del perro" y que siguió con "El cártel".

La acción, mayoritariamente, transcurrirá en México pero con momentos determinantes en Washington DC y Nueva York, porque se centrará en "la epidemia de heroína que hay actualmente".

En 2017, prosigue, "solo en Estados Unidos hubo 62.000 personas que murieron de sobredosis de opiáceos, que son más que los muertos juntos que hay por violencia de armas y accidentes de coches", de manera que no puede escribir "sobre la guerra de las drogas sin hablar sobre la epidemia de heroína".

Partidario desde hace muchos años de la legalización de las drogas, Winslow avanza que en su nueva novela también tratará sobre "la idea cínica, idiota y estúpida del muro entre Estados Unidos y México, que no es ninguna solución".

En su opinión, "empezamos los peores días en la guerra contra las drogas, con sentencias máximas, lo que quiere decir que habrá más presos en la cárcel, como si 2,1 millones no fueran suficientes" y concluye: "La novela tratará sobre eso, sobre el origen de la epidemia de la heroína y sobre por qué México ha pasado su peor año".