El filósofo y escritor súperventas Frederic Lenoir acaba de publicar "Carta abierta a los animales", en la que cuestiona la "explotación masiva" de los animales y llama a la conciencia moral del individuo del siglo XXI: "la cumbre de la modernidad es la compasión hacia los animales", asegura.

"Me dirijo a los animales intentando explicar cómo los consideran los humanos y cómo se ha llegado históricamente a su explotación masiva", asegura en una entrevista con EFE el autor, nacido en la capital de Madagascar, Antananarivo, pero con nacionalidad francesa.

Lenoir (1962), escritor de los "bestsellers" "Sobre la felicidad: Un viaje filosófico" y "El alma del mundo", reflexiona en su nueva obra sobre la "relación moral" con los animales.

Sus obras, precisa el autor, se dividen en dos tipos: las que tratan grandes crisis que afectan al mundo y las que tratan la sabiduría individual.

En este caso, Lenoir ha apostado por abordar un tema que se sitúa entre estos dos conceptos, debido al daño "irreparable" que supone la explotación animal a la biodiversidad y el "egoísmo" que muestra la sociedad frente a tal comportamiento.

Al principio de la historia, explica, la empatía se reservaba al clan, donde el hombre se alimentaba incluso de otros seres humanos que no pertenecían a su grupo.

Años más tarde, los seres humanos pasaron a considerar a otros como objetos "y surgió la esclavitud": "acabamos con ella cuando evolucionó nuestra moral, comprendiendo que todos los humanos somos iguales, independientemente de su procedencia y raza", recuerda.

Lenoir entiende el "estado moral superior" como una conciencia que debe respetar a todos los seres vivos que tienen una inteligencia y sensibilidad.

"La primera medida -afirma- sería abordar el tema de la alimentación, si queremos comer carne o pescado, podemos hacer elecciones responsables, como consumir animales que vivan en la naturaleza" propone el autor, que denuncia el sufrimiento de los animales encerrados en el "hábitat industrial".

Esta opción defiende consumir los animales que sufren menos, a pesar de que, "obviamente", la "mejor opción" es ser vegetariano, recalca. No obstante, comprende "la costumbre" que tienen muchas personas en su alimentación.

"Otra medida sería la de manifestarnos en contra de las corridas de toros, animales de circo y, sobre todo, la experimentación en seres vivos", afirma.

Por desgracia, apostilla, los gobiernos "siempre se encuentran divididos entre los intereses comerciales y la opinión pública", lo que denomina Lenoir como un "juego de fuerzas" que solo se podrá combatir mediante el compromiso y la empatía de las personas.

El francés culpa, además, a las religiones monoteístas de este sentimiento de superioridad, que son las primeras en desarrollar la idea de que el hombre no es un animal como nosotros, ya que "estamos creados a la imagen de Dios" y que debe tratar de dominar a todos los demás seres.

A pesar de esto, Lenoir tiene "muchas esperanzas" en el futuro, gracias a las nuevas generaciones: "Hago talleres con niños entre 6 y 10 años, y noto que son tremendamente sensibles respecto al maltrato animal, mucho más de lo que éramos nosotros".

También confía en que el conocimiento científico permita reflejar la conciencia, habilidades y emociones de los animales, provocando una progresiva empatía que, finalmente, "mejorará esta situación".

"La felicidad profunda no es una felicidad egoísta; cuanto más altruistas somos, más satisfechos nos sentimos" defiende Lenoir.

Si se llegara "al fondo de la cuestión", añade, "concluiríamos que no podemos llegar hasta ella con el sufrimiento de animal. Introducir la noción de compasión universal es la clave de la felicidad individual".