El día 13 de febrero de 1898, dos días antes de que la explosión del acorazado "Maine" en el puerto de La Habana actuara como detonante para la intervención de los Estados Unidos en la Guerra de Cuba, en Santa Cruz de Tenerife, la entonces próspera e ilustrada capital de Canarias, se produjo un hecho relevante: en los bajos del Círculo Mercantil se proyectan por primera vez en las islas películas de cine.

Un mes después, el 19 de marzo, una vez obtenidos los permisos municipales correspondientes e instalada la luz eléctrica en el Teatro Municipal, Miguel Brito Rodríguez, fotógrafo y empresario palmero que por entonces tenía 22 años, realizó la primera proyección oficial de cine en el posteriormente llamado Teatro Guimerá. Entre las películas exhibidas, una novedad absoluta en la isla, estaban "Los siete pasos de la pasión de Jesús" y "Noche Toledana".

Miguel Brito fue un hombre avanzado, investigador y divulgador de cuanta manifestación del progreso técnico se producía en el campo de la imagen, viajando donde fuera preciso para estudiarlo y, si era posible, traerlo a Canarias. Así, en 1897 presentó y exhibió en las islas el kinetoscopio y el fonógrafo, antecesores de su Cinematógrafo Lumière, con el que se inició la historia del cine en Canarias.

Hoy se cumplen 120 años de la inauguración de la luz eléctrica en el hall del Teatro Municipal, actualmente Teatro Guimerá, en Santa Cruz de Tenerife, gracias a la solicitud (28 de febrero de 1989) que cursó Miguel Brito Rodríguez al Ayuntamiento capitalino para que en dicho recinto le fueran colocados los necesarios conductores de luz eléctrica y así poder realizar la presentación oficial del Cinematógrafo Lumiére y la proyección de las primeras películas.

Esta proyección se llevó a cabo desde el 19 al 24 de marzo de 1898, aunque la primera propiamente dicha se realizó el 13 de febrero, un mes antes, inaugurando el citado aparato en el Salón de Variedades, situado en los bajos del Círculo Mercantil, según recogen los periódicos de la época. "Todas las noches el espectáculo se dividía en tres secciones y en cada una se representaban distintas escenas animadas, serias y cómicas, obtenidas por la luz eléctrica y los intermedios eran animados por un cuarteto", se explicaba.

Las secciones que más habían agradado eran las que representaban "Los siete pasos de la pasión de Jesús" (siete pequeñas bobinas) y eran de muchísimo efecto "Noche Toledana", "La llegada del tren", "Escuela de equitación", "El cazador", etcétera.

Estas primeras proyecciones se realizaron en este casino debido a la tardanza en colocar los mencionados "conductores de luz eléctrica" en el Teatro Municipal, pero el espectáculo debió tener bastante éxito por lo que rápidamente se le habilitó el mencionado Teatro. De esta manera Brito procedió oficialmente a la inauguración de la luz eléctrica y a la presentación del Cinematógrafo Lumiére con la proyección de las películas citadas.

Días más tarde se trasladó a su ciudad natal, Santa Cruz de la Palma, donde el 24 de abril repite estas sesiones de cine al aire libre y en el teatro.

Por todo ello, Miguel Brito Rodríguez está considerado el primer cineasta de Canarias, pues lo mismo había hecho con el kinetoscopio, en 1897, y con el fonógrafo. El primero lo presentó en el Circulo Mercantil de Santa Cruz y el segundo, en el casino El Porvenir, en La Laguna. Este último lo muestra durante las fiestas locales de pueblos y ciudades de Canarias.

En 1900, la Reina Regente, María Cristina, le concede el titulo de Fotógrafo de la Casa Real y se hace acreedor del mismo cuando, en 1906, Alfonso XIII visita Canarias en compañía de la Infanta María Teresa de Borbón, su esposo Fernando de Baviera, junto a varios ministros. Brito realiza un estupendo reportaje fotográfico de dicha estancia, tanto en placas sueltas como en dos magníficos álbumes.

Miguel Brito nace en Santa Cruz de La Palma el 25 de septiembre de 1876 y fallece en Santa Cruz de Tenerife, el 24 de mayo de 1972, cuando contaba 96 años de edad. Su vida la alterna entre La Palma y sobre todo Santa Cruz de Tenerife, aunque fue un hombre interesado por los avances de la fotografía, el cine, el sonido más tarde incorporado al celuloide, la medicina, etcétera. Viajó donde hiciera falta para conseguir y perfeccionar los aparatos innovadores del momento y traerlos a Canarias para mostrarlo a sus coetáneos.

En 1941, cuando contaba 65 años, se casa con la cubana de padres canarios Blanca Rosa Padilla Cabrera, de 31 años. Brito fue escritor, poeta, actor, tramoyista, educador, grabador, fotógrafo, cineasta y un largo etcétera, por lo que su larga vida quedó vinculada a la cultura, dejando un amplio legado no solo fotográfico (unas 20.000 placas), sino de toda clase de aparatos y artilugios que su esposa supo legar para que no se perdieran.

En 1972, los periódicos recogieron la noticia de su fallecimiento. "Fue siempre un artista y un caballero de la bohemia dorada, actuó también en el teatro. (...) Fue un excelente fotógrafo y uno de los mejores operadores cinematográficos de aquella época, de lo que dejó constancia (...) Ha muerto un gran hombre, un excelente maestro. Fue siempre una persona sencilla, de gran corazón y extraordinarias virtudes. Desinteresadamente ayudó a muchos que siempre creyeron en sus conocimientos de la vida y la cultura. (...) Su inolvidable figura, su voz suave y bondadosa y su barba apostólica de siempre quedarán en el recuerdo".

En 2002, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, por iniciativa popular y de diversas entidades, lo distinguió concediéndole una calle, de nombre Cineasta Miguel Brito, que se encuentra ubicada junto al colegio Chapatal, en el parque de La Granja.

Desde el año 2012, diferentes personas y entidades han venido solicitando a los responsables área de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que se coloque en el hall del teatro Guimerá una placa que recuerde la efemérides del 19 de marzo de 1898. Pero hasta ahora, la petición se ha fundido en negro.