A pesar del colapso mediático que ha provocado su primera novela, Nacho Carretero (1981) se siente más periodista que escritor. El joven reportero gallego ha logrado que millones de españoles hablen de "Fariña", un libro que está secuestrado por orden judicial desde el 14 de febrero -en el mercado negro un ejemplar se cotiza a unos 300 euros- que Antena 3 TV ha convertido en un fenómeno televisivo con unas cuotas de pantalla que superan el 40%.

¿Cómo va digiriendo todo lo que está pasando en torno a "Fariña"?

La decisión del secuestro hizo que cayera sobre mí y sobre la editorial un foco de atención grande e inesperado. Los primeros días me vi desbordado por la noticia; el agobio fue tal que incluso tuve que apagar el móvil. Los mensajes de apoyo y de indignación unánimes se amontonaron en el buzón de voz. ¡Fue un colapso!

¿Todas las llamadas han ido en esa dirección o hubo alguna que tuvo un tinte más amenazante?

Las vinculadas con el secuestro transmitían una incomprensión por las medidas cautelares. Unos con más vehemencia que otros, pero por lo general fueron llamadas de apoyo.

Sin tener la oportunidad de leer el libro, la sensación que tengo es que esta es una de esas historias que llevan mucho tiempo "rulando" en la cabeza de un escritor antes de ver la luz.

Ha resumido bastante bien el proceso que se dio antes de la publicación (silencio)... "Fariña" es una historia que estuvo enganchada a mi mente mucho tiempo antes de convertirse en un libro. Yo soy gallego y he crecido influenciado por las noticias del narcotráfico que se daban en el entorno en el que vivía.

¿Por qué quiso contar esta historia?

Hay localidades de este país en las que es difícil darle la espalda al problema del narcotráfico. En ese sentido, el periodismo gallego siempre estuvo a la altura de las complejidades de un asunto en el que te podías jugar la vida por informar. Yo quise dar un paso más allá, entre otros motivos, porque creí que estas historias todavía podían ser explotadas narrativa y culturalmente fuera de las páginas de sucesos. No sabía cómo, pero tenía claro que debía hacerlo. Esta es una historia que quería vomitar desde hace muchos años; ya me he quedado en paz conmigo.

¿Un libro incómodo?

Puede ser (vuelve el silencio)... "Fariña" no deja de ser un capítulo oscuro de nuestra historia. Es un reportaje largo en forma de libro. No tiene ninguna pretensión distinta a la de un trabajo periodístico que trate de abordar el fenómeno del narcotráfico.

¿Repetiría este guion si tuviera que volver a escribir "Fariña"?

Contar una historia como esta solo se puede hacer de la manera en que la he planteado en "Fariña", es decir, contrastando y con rigor. Yo no sé hacer periodismo de otra manera. Por más que quisiera no podría plantear los hechos de otra forma. Bueno, sí. Podría haber cedido al miedo y a la presión ahorrándome nombres, pero ya no sería esta "Fariña". Si hacemos eso estaríamos hablando de ficción, no de periodismo.

¿Este es uno de esos trabajos en los que hay más que perder que ganar?

Quiero pensar que no... Si lo comparamos con otras problemáticas que se dan en el mundo en las que muchos periodistas se sienten amenazados por el trabajo que realizan, yo me creo un privilegiado. No estoy en el mismo punto de mira que están otros compañeros de profesión en Oriente Medio, en América Latina, en Asia...

¿...en Italia?

También allí, y están más cerca de nosotros. En Italia hay más de 80 periodistas que están amenazados de muerte. Yo trato de huir de ese tipo de comparaciones para poner las cosas en su sitio. En ese sentido, sí que tengo mi conciencia tranquila.

No sé si es exagerado abrir una posible comparación con Roberto Saviano ("Camorra") y el contenido de su publicación.

Sí que es un tanto exagerado. Él tiene que vivir escondido y con protección porque han puesto precio a su cabeza. A mí nada de eso me ha ocurrido aún. La mafia napolitana tiene otros códigos. Afortunadamente, no siento el temor que debe percibir él cada amanecer.

"Yo me siento más periodista que escritor"

El coruñés Ignacio Carretero Pou ha escrito del conflicto armado en Siria, del ébola en África, del genocidio en Ruanda, de su tía Chus, del cariño que siente por el "Dépor", del narcotráfico... Y es que Nacho se siente más periodista que escritor, aunque en la actualidad esté "desbordado" por una decisión judicial y él éxito de una serie que los miércoles por la noche ven millones de espectadores: "La televisión es un altavoz enorme, un medio que te da una visibilidad tremenda porque llega a millones de espectadores", dice sobre el revuelo que se ha montado en torno a la propuesta de entretenimiento de Atresmedia. "Obviamente el hecho de que se produjera el secuestro judicial catapultó el contenido de la serie, pero el libro ya estaba funcionando muy bien antes de que un juez decidieran sacarlo de circulación", puntualiza sobre una publicación que ya había alcanzado su décima edición. "La publicidad que le ha dado la tele a Fariña es evidente, pero yo no cambio toda esa popularidad por la emoción que percibí el día que tuve entre mis manos el primer ejemplar o por la curiosidad que picó a los lectores que decidieron comprar un ejemplar mientras estuvo en libertad. Aunque sé que hay personas que no me van a creer, yo no necesitaba de todo esto para sentirme satisfecho con Fariña", desvela un contador de historias que confía en el que la Justicia entienda la finalidad con la que se creó esta historia: "Me gustaría que la versión literaria recuperara la libertad pronto".