El veterano actor Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942) nació entre bambalinas. El teatro y el cine corren a raudales por su venas, llenas de personajes a los que ha dado vida en alrededor de cuarenta películas, más de un veintena de montajes y un centenar de trabajos en televisión, entre ellos en el mítico espacio dramático Estudio 1 de TVE desde los años 60 hasta los 80.

Este polifacético intérprete está centrado ahora en la obra "Después del ensayo", dirigida por el tinerfeño Juan José Afonso (Cuco), que se volverá a representar hoy, a las 20:30 horas, en el teatro Guimerá, donde comparte escenario con las actrices Chusa Barbera y Rocío Peláez.

Este experto hombre de escena trata de elegir bien los papeles que interpreta. En este caso concreto lo aceptó, sobre todo, "porque era una especie de historia del teatro dentro del teatro y también la historia del paso del tiempo en las relaciones de dos mujeres, una joven y otra madura, con un director de teatro. Todo era un conjunto de elementos que me persuadieron de que era una oferta que tenía que aceptar".

Esta pieza escrita por el cineasta y dramaturgo sueco Ingmar Bergman, que primero fue película en el año 1980, plantea en su seno el inexorable paso del tiempo, realidad que se repite y a la que se alude a lo largo de la obra. También es una especie de autorretrato de Bergman.

"Se retrata irónicamente, pero embosca algunos de los conceptos del teatro, sobre todo de los intérpretes. Los deja muy emboscados, se nota mucho que finge, que miente un poco sobre una serie de cosas. Él confiesa un amor hacia los actores, pero a veces los trata francamente mal. No demuestra un amor coherente. Lo que refleja es un poco su recorrido vital. Comparto con él algunas preocupaciones como el paso del tiempo y los conceptos básicos del teatro de los que habla. Es curioso ver cómo el teatro nórdico y el mediterráneo tienen puntos de conexión, de contacto".

Este premiado intérprete, que posee varios premios Goya, entre otros galardones, ha tocado todos los palos del mundo del teatro y del cine, aunque siente una especial atracción por la comedia.

"Me gusta mucho la comedia y me encanta la comedia cómica, aunque a veces hago personajes dramáticos. He estado haciendo comedia durante mucho tiempo, últimamente no, pero me sigue gustando. Ahora estoy dirigiendo "La cueva de Salamanca", de Juan Ruiz de Alarcón, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en clave de comedia. La comedia me divierte mucho y es más complicada y difícil de hacer que la dramática".

En este sentido, aclaró que "Después del ensayo", que tiene una duración de unos ochenta minutos, es una comedia dramática porque las cuestiones que plantea "tienen muchísimo cinismo e ironía. La palabra drama, a veces, se desvirtúa un poco".

Con respecto a los personajes que le hacen "tilín" se decanta por los que tienen "carne. Son más fáciles de interpretar que los que no la tienen. Cuando te encuentras un personaje que está escrito de una manera desvaída, surgen muchas dificultades y te origina bastante inquietud. Los actores preferimos personajes enteros, de carne y hueso, porque están para decir cosas, por eso nos gustan mucho. Son creíbles", matizó.

Gutiérrez Caba se siente muy a gusto bajo la dirección del dramaturgo y actor tinerfeño Juan José Afonso, quien llevaba una década intentado levantar este proyecto con la obra "Después del ensayo", de Bergman. "Afonso es una persona muy relajada con la que se trabaja de una manera muy tranquila. Nunca pone una presión especial a las cosas y eso es muy de agradecer. Para mi Cuco ha sido un hallazgo en ese sentido como persona tranquila en el escenario".

Mucho cine, ahora se estrena "El árbol de la sangre", de Julio Medem, teatro y televisión avalan la trayectoria de este distinguido actor, que considera el Arte de Talía como el más puro, al igual que el cine. No tiene la misma opinión de la televisión, aunque reconoce su valor para que muchos actores se puedan ganar la vida de alguna manera.

"El teatro y el cine son arte. La televisión no está definida como tal. La televisión es como una especia de caja de Pandora que está mostrando, desde mi punto de vista, una especie de residuos que quedaban ahí nada agradables. Por desgracia, en algunos aspectos, está siendo un producto deleznable, aunque en otros sigue siendo muy digno, pero nunca será un arte".

Este amante de la cultura, que ha trabajado con directores como Carlos Saura ("La caza"), Álex de la Iglesia ("La comunidad"), Mario Camus ("La colmena") o Pedro Almodóvar ("¿Qué he hecho yo para merecer esto?", entre otros muchos, reconoció que el mundo del teatro ha cambiado mucho desde que él se inició en esta profesión con su papel de "Peter Pan" (1963).

"Ha cambiado mucho. Entonces se hacía teatro continuamente. Hacíamos catorce sesiones a la semana, con función doble y eso marcaba el devenir personal de cada uno de nosotros. Hoy en día, en el caso de Después del ensayo, vamos a hacer en Canarias cuatro representaciones, que serán las únicas en todo el mes de mayo. Eso hace cincuenta años hubiera sido impensable de creer, pero es lo que está pasando".

Desde su punto de vista, esta situación "dice muy poco a favor de muchos estamentos culturales, porque las programaciones están llevando un mundo errático que hay que rectificar o cambiar radicalmente. Soy partidario de un golpe de estado teatral muy importante que no se va a producir, pero estamos burocratizando mucho la cultura y así la vamos a asesinar".