No puede disimular su pasión por el oficio periodístico. De ahí que haya tomado la noticia de un suceso, el incendio y posterior hundimiento en aguas del sur de Gran Canaria del buque ruso "Oleg Nasydenov", para armar la trama de su tercera novela, titulada "Todos los días son de Raquel".

Carlos Cruz García (Los Realejos, 1977) entiende que como escritor se puede plantear dos preocupaciones. "Una, que la ficción supere a la realidad", con el inconveniente que representa llegar a quedarse corto en el ejercicio novelesco. Y cita como ejemplo el famoso caso, amplificado por la repetición de las imágenes, de Cristina Cifuentes y aquel vídeo donde un miembro de seguridad de unos almacenes la sorprendía en un registro ocultando unas cremas faciales que había hurtado. "Si cualquier escritor introdujera en su relato un hecho así, a buen seguro que lo tildarían de loco", dice.

De otra parte, le da vueltas al tema de la censura y, pegado a la actualidad, el novelista refiere cómo en los últimos tiempos están surgiendo problemas que tienen como objetivo los libros ("Fariña"), también los tuits o las letras de raperos, una persecución a la libertad de expresión que entiende "articulan los gobiernos a través de las leyes mordaza".

Pero más que la censura en sí, a este creador, llegado el momento de escribir, le preocupa la autocensura. "Si nos autocensuramos en la ficción, tenemos un problema", sentencia, de ahí que adopte una conciencia crítica para interpretar la realidad.

Y esa elección no resulta vana. "No sé si esta novela podría escribirla ahora, viendo como está el percal, pero en aquel momento faltaba información". El barco iba a la deriva, como la misma sociedad. "Una comisión de Fomento trató el asunto, subrayando los errores que se habían cometido en el protocolo de actuación, desde Capitanía Marítima hasta el propio Ministerio. El Partido Verde canario y otros colectivos denunciaron ante la Fiscalía".

Carlos Cruz se empapó de fuentes oficiales, documentándose, y le "mosqueó" sobremanera el pronunciamiento de la Fiscalía, que se limitó a preguntar a los responsables del operativo y decidió archivar el caso. Y aquella marea negra representó un coste para las arcas públicas de más de 43 millones de euros, un hecho que todavía está en los juzgados.

Así de aparejado, con estas derrotas, Carlos Cruz puso rumbo a esta historia, "para así darme un relato, de preguntas y respuestas sobre mis dudas."

Raquel, que da nombre a la obra, trabajaba en la Capitanía Marítima de Las Palmas. Es el "late motiv", la razón que provoca que "el resto de personajes luche por la justicia, por la ética".

Y el novelista la reivindica, también, como "la figura del funcionario comprometido, empeñado en hacer bien su trabajo, que muchas veces no concilia el sueño porque considera que las cosas se deben hacer mejor". Raquel vive en una encrucijada. Si asume el papel de garganta profunda, el de "Falciani", puede llegar a perder su trabajo y "la gente normal y justa debe estar bien protegida por el Estado", precisa Cruz.

Y dice aprovechar los personajes "para hablar de las cosas que me interesan" y en esa trama surge "el asesor externo", el gran solucionador, tira de ella y se mete en los círculos de poder de Las Palmas: los palcos del fútbol, losmentideros económicos...

Porque "hay que perseguir la justicia, aún sabiendo que el mal triunfará", recita citando a Rafael Chirbes.

Autor:

Carlos Cruz García.

Título:

"Todos los días son de Raquel".

Editorial:

Del Medio Ediciones.

Género:

Novela.