El mundo de la literatura despidió ayer al británico Vidiadhar Surajprasad Naipaul (V.S. Naipaul), muerto a los 85 años en Londres, que desde sus orígenes caribeños e hindúes exploró la realidad de las antiguas colonias a través de novelas, memorias y relatos de viajes.

El ganador del Premio Nobel en 2001, hijo de inmigrantes indios nacido en Trinidad y Tobago, ubicó algunas de sus obras más conocidas en su tierra natal, que abandonó en 1950 para vivir en el Reino Unido.

Sus críticas sobre la religión, la política y a algunos de los pilares de la tradición literaria, así como sus complejas relaciones con las mujeres, rodearon su vida de polémica en diversas ocasiones.

El escritor Salman Rushdie, con quien mantuvo enconadas disputas, fue uno de los primeros en rendirle tributo en un mensaje en las redes sociales: "Estuvimos en desacuerdo toda nuestra vida, sobre política, sobre literatura, y siento como si acabara de perder a un amado hermano mayor", escribió el autor de los "Versos Satánicos".

Naipaul, que publicó en 1957 su primera obra, "The Mystic Masseur", consolidó su prestigio internacional en 1971 al recibir el premio Booker Prize por "In a Free State", una narración de relatos entrelazados sobre inmigrantes indios y antiguas naciones coloniales en África.

Diez años antes había publicado ya una de las novelas clave de su carrera, "A House for Mr Biswas", en la que utilizó elementos de su biografía y la de su padre para componer una visión personal de la vida en Trinidad y Tobago.

Una de sus facetas más polémicas quedó reflejada en su obra de 1981 "Among the Believers: An Islamic Journey", un relato de seis meses de viaje a través de Irán, Pakistán, Malasia e Indonesia en el que analiza el crecimiento del extremismo religioso tras la Revolución Islámica.

Al concederle el Premio Nobel, en 2001, la Academia Sueca elogió su habilidad para "circunnavegar la literatura" y su "incorruptible búsqueda en trabajos que nos impulsan a vislumbrar la presencia de historias ocultas".

"Naipaul es un filósofo moderno. En un estilo atento, que ha sido debidamente admirado, transforma la rabia en precisión y permite que los sucesos hablen con su propia ironía intrínseca", sostuvo el comité del premio.