Acompañó el tiempo (con un intenso calor en las primeras horas de la tarde), brillaron los artistas y respondió el público. Y así, con este propicio marco, la cita del Puerto de la Cruz hizo lo que mejor sabe: crear un cuadro de buenos momentos.

Phe es algo más que música. Como los grandes festivales, comienza a convertirse en toda una experiencia vital. Y eso se nota en los rostros, del público y de los artistas. Hay comunión, hay felicidad, hay un pequeño mundo lleno de sensaciones.

La explanada del muelle portuense se vistió con puestos a modo de mercadillo, gastronomía, zonas de descanso, rampas de skate... todo como complemento para una jornada festiva multitudinaria, con un público numeroso (por miles) y entregado. Desde primera hora de la tarde, casi con la apertura de puertas, ya irrumpió el ambiente festivalero en la zona de conciertos con los más madrugadores que se acercaron a dar calor a Minifefas, Pumuki y Floridablanca.

Con Pedrina, adentrándose la noche poco a poco, ya empezaron los coros multitudinarios. La colombiana presentó por primera vez fuera de su país su último disco, "Prisma", y la respuesta a las faldas del escenario la situó como en casa casi desde los primeros acordes. Música sencilla, presencia sencilla y propuesta que llega. Para muchos, uno de los grandes descubrimientos de la noche.

Para entonces, a la conclusión de la colombiana, Phe ya estaba en pleno apogeo y en caída libre hacia una noche gloriosa, histórica para un festival que apenas tres años se ha situado con decisión y personalidad entre las citas musicales más importantes de Canarias. Con Carlos Sadness llegó uno de los momentos más enérgicos. Era el tiempo de bailar, de los instantes más divertidos. Cercano, con letras reconocibles por todos y con detalles de genialidad, como cuando se animó a improvisar con notable soltura. Para entonces, ya no había dudas, era la noche de confirmación de Phe.

Uno de los grandes aciertos de esa edición de 2018 fue "descubrir" para el público de Tenerife a Nathy Peluso. Ella, que sin embargo ya había triunfado nada más asomarse en el escenario. Alma y corazón, personalidad arrolladora y un arrojo y versatilidad artística que le lleva pasar del rap, el jazz, la salsa como si estuviera inventando cada estilo a cada momento. Fue la nota exótica, una artista única que a sus 22 años ya es universal y que deja la sensación de estar dando sólo los primeros pasos de una larga carrera.

La noche tendió puentes hacia su conclusión con una otra buena dosis de personalidad: El Columpio Asesino. Los pamploneses eran quizás la banda más esperada de esta primera jornada de festival y cumplieron y llevaron a Phe a sus cotas más altas. El triunfo de la música, la consagración de un Festival. Kid Simius, pasada la una de la mañana, puso el punto y aparte a la espera de colofón que se puso anoche, sábado.