A Daniel Monzón, que viene de ganar doce premios Goya con sus dos últimas películas, las "intensas" y "claustrofóbicas" "Celda 211" y "El Niño", el cuerpo le pedía hacer una comedia. Hacer algo "que sólo te puedes plantear hacer como un regalo al espectador".

"Yo he recibido tantos regalos de comedias maravillosas, en días así que he tenido tristes y me he puesto a ver Con faldas y a lo loco y me ha cambiado el humor, que cuando te planteas hacer una comedia solo puedes pensar en eso: en que sea un regalo para el espectador, lo que no quiere decir que sea superficial o vacía", se apresura a puntualizar.

De hecho, añade, su nueva película, "Yucatán", es "una gran fábula moral, divertida, pero también conmovedora", "una comedia canalla, de estafadores, que habla de la codicia humana y de cómo el dinero puede transformar a la gente en ratas miserables".

Acompañado por sus colaboradores habituales, de Jorge Guerricaechevarría en el guion, a Roque Baños para la banda sonora, pasando por "Malamadre" de "Celda 212", Luis Tosar, Monzón ha preparado un cóctel veraniego que sólo podía ocurrir en un crucero. Y eso que al director de cine que empezó como crítico en Fotogramas no le llamaban la atención los barcos.

"Nunca pensé en embarcarme, pero de repente vi allí un mundo felliniano donde se mezclaban todo tipo de seres de todas las condiciones, de todas las nacionalidades, los acentos. Había desde abuelos bailando boleros a jóvenes a los que les salían las hormonas por las orejas o solteros que vivían allí el idilio de sus vidas".

Y todo eso, agrega "en distintos escenarios llenos de luz, de ruido, de colores".

Era no solo un buen sitio para la comedia sino "que se prestaba a juntar a un montón de personajes dispares en una convivencia imposible que, si no fuera en un crucero, no podría darse"

Con esos mimbres, la preocupación de Monzón era darle coherencia: "aquello tenía que casar". Y le salió una comedia "canalla" al más puro estilo de la tradición hispana de estafadores, mezclado con cine de aventuras, thriller, comedia romántica, melodrama y hasta números musicales.

El buque "Sovereign", de Pullmantur Cruceros, durante una travesía real, se convirtió en un peculiar set de rodaje: "Al principio convivimos con 3.000 brasileños que estaban siempre de juerga", recuerda Tosar, feliz de recuperar un registro que "hacía años" no tocaba ("Inconscientes", en 2004).

No solo Tosar, Monzón ha puesto a los actores a hacer justo "lo que el espectador no está acostumbrado a ver", explica el balear: El gallego canta y toca el ukelele y el "duro" Rodrigo de la Serna se hace "showman": "Son como Bugs Bunny y el Pato Lucas".

Con ellos, dos "hallazgos": la estrella de los culebrones latinos Stephanie Cayo, con un papel que es un lucimiento para ella en su debut cinematográfico, y Joan Pera, muy conocido en los teatros de Cataluña y la voz inequívoca de Woody Allen, que aquí "se hace con la película entera".

"El personaje era tan bonito y estaba tan bien escrito que casi no tenías que hacer nada, con decirlo, con darlo a entender, ya era suficiente", comenta Pera con Efe.

Él es Antonio, un personaje que viene de un recorte de prensa real de un panadero que ganó 161 millones de euros al Euromillón que hizo pensar a Monzón y Guerricaechevarría "cómo sería para un hombre sencillo tener tal cantidad de dinero, si la felicidad o el infierno".

Monzón reconoce que "Yucatán" es una comedia "con muchas fugas al disparate" que se agarra a la realidad a través de los seres humanos que la protagonizan.