Veo a Pepote en la fuente central del parque García Sanabria. Atardece. La llegada del otoño es melancólica en la ciudad y Sinatra le pone letra: "Debes recordar esto, un beso es solo un beso, un suspiro es solo un suspiro. Las cosas fundamentales suceden mientras pasa el tiempo". Me he tomado su situación como un asunto personal. Pepote es un vecino sin techo. Ahora los llaman PSH, molan los acrónimos. Debí intuir que la moda no se quedaría en el universo de Star Wars con R2D2 y C3PO. Me pasé toda una mañana en la unidad de trabajo social del distrito Salud La Salle para encontrarle algún recurso social. Al final conseguí, utilizando desde un punto de vista de responsabilidad social el tráfico de influencias, que pudiera pasar las noches en el centro municipal de acogida. Si uno debe tener amigos hasta en el infierno, ¡cuánto menos que en la Casa de Los Dragos! Allí tendrá los servicios esenciales. Es increíble cómo en el Plan Municial de personas sin hogar calca su perfil: varón entre 51 y 64 años, desempleado, sin vínculos familiares y en situación de exclusión social.

Mat, te haces viejo. El tiempo pasa. Conocí a Pepote bailando en las escaleras que conducían al baño de la discoteca El Chac, en la rambla del general Franco. Entonces llevaba una pachanga en su mano derecha, y un vodka con naranja en la izquierda. Le esperaba un futuro esplendoroso. La noche que lo dejó la novia quizá cambió el signo de su tiempo. En el ocaso de aquel día, la luces se encendieron con los acordes del "Time after Time", de Cyndi Lauper, en una época, otra vida, en que no solo las chicas querían divertirse. Me parece escuchar a la loca pelirroja: "Recostada en mi cama escucho el tic-tac del reloj y pienso en ti, retenido en círculos". Su existencia, desde ese día, se podría resumir en uno de esos trabalenguas por los que cobra: ¿Cómo quieres que te quiera si el que quiero que me me quiera no me quiere como quiero que me quiera? Lo veo y visualmente me recuerda a Alberto R, el activista social y diputado chicharrero en el Congreso. El tiempo pasa, salvo para Silvestre Stallone, que ya sopla los 72 y viene a rodar a Santa Cruz su Rambo V. Pepote me dio la noticia a su manera, en su estado actual creía que iban a rodar un "remake" de El mago de Oz que titularían, en honor al tema central de la película, Rainbow. En realidad la canción era "Over the Rainbow", pero la película de Stallone era Rambo. Tiempo... La rambla ahora se llama de Santa Cruz, una imbecilidad redundante, ¿acaso una rambla en Santa Cruz podría llamarse de Las Palmas? Hoy, en donde se ubicaba la discoteca El Chac se encuentra la clínica Hospiten Rambla (sí, ya sé, se llama rambla porque está en la rambla).

Se acerca con la palma de la mano derecha abierta. Viene cantando: "¿Antona con mantón de Manila? ¿Antona con vestido chinés? A lucirme en el Parlamento y a meterme en la cama después". Supongo que Pepote identifica, entre chulapos y chulapas, el Parlamento con la verbena de la Paloma. Me pide el euro de costumbre y me pregunta la hora. No sé exactamente qué contestarle. Últimamente estamos en una espera insostenible para los canarios, y para los vendedores ambulantes de replicas de Breitling, Bvlgari, Rolex y TAG Heuer. Desafortunadamente, olvidamos las conclusiones que emergen de la teoría de la relatividad de Einstein. El tiempo es, relativo, es la mente la que lo crea. No existe independientemente de la percepción.

El tiempo, como la realidad social, se mueve en una única dirección que va desde la anticipación a la experiencia y la memoria. Progresa linealmente del pasado hacia el futuro. Parece innegable. Sin embargo, desde la perspectiva de la física, estos tres tiempos son en realidad lo mismo. Las leyes de la física son temporalmente reversibles, los mismos efectos ocurren si el tiempo corre hacia adelante o hacia atrás. A veces, esa parece ser la última esperanza de Pepote. Le encantaba Michael J. Fox, y su vida era un "Regreso al Futuro" diario.

¿Qué hora es, Mat? -Me cuestiona-. Difícil contestar. Según dónde te encuentres, según lo que desees. ¿Es importante la hora, Pepote? ¿Sinceramente, Mat?... No. ¿Y mi euro? ¿Y tu trabalenguas? ¡Ah, claro! ¿Por qué a la cama, se le llama cama, y a la cómoda cómoda, siendo la cómoda menos cómoda que la cama, y la cama más cómoda que la cómoda? Busqué en mi bolsillo y le di la moneda. ¿Mat, es verdad que van a presentar una moción de censura? ¿Dónde, Pepote? No lo sé, Mat. En algún sitio, en algún tiempo. Escuché que don Manuel Hermoso pretende presentarla para echar del Gobierno al señor Jerónimo Saavedra. ¿Ese es canarión, verdad? Sí. ¡Ah, muy bien! ¿Lo echarán, Mat? Dalo por hecho, Pepote. ¿De verdad, Mat? No veo la hora de que suceda.

Tiempo. El que el archipiélago conserve esa hora menos, ¿es una seña identitaria? Quizá sea lo único que realmente conocen en la península de nosotros. Imagino que nos seguirán ubicando en los mapas en el Mediterráneo, justo debajo de Baleares. Si esa fuera nuestra seña de identidad, ¿qué hacemos con el mojo picón, las papas, costillas y piña, los Sabandeños o con el Padre Teide? Temo que desde las dos capitales canarias eleven el pleito, y cada isla quiera establecer su propia diferencia horaria: una hora menos que la península en Tenerife, y una hora menos que en Tenerife en Gran Canaria. Sería aconsejable la creación de un comité de expertos. Yo era un figura en llegar a casa a las tantas y cambiar el reloj de la mesilla de noche de mis padres para que comprobaran, en mis intentos por abrir la puerta, que cumplía el horario establecido. Una tarea, la de meter la llave en la ranura, costosa y ardua en aquel tiempo. Siempre llegaba a la hora prevista: las doce (horario Cenicienta). En realidad, mi reloj tenía un huso horario cuatro horas posterior al de la casa.

¿Por qué no una hora más en Canarias? Los plenos municipales aprobarían en la misma sesión las fiestas locales, una subida escandalosa del IBI y su huso horario. Las señales diferirían entre Garachico e Icod (incluso con bodegas cerradas) y ésta con San Cristóbal de La Laguna. Incluso en la playa del Bollullo deberían tener su singularidad. Una hora y medida menos entre el aeropuerto del Norte y el Sur, para evitar que desvíen los últimos vuelos de Vueling hacia el Sur. ¿Y en Santa Cruz? Santa Cruz está regida por fenómenos interestelares y productoras de Hollywood, en un auténtico Triángulo de Las Bermúdez, capaz de hacer desaparecer cualquier tipo de oposición, con el meridiano 0 enclavado en el reloj de flores del parque García Sanabria.

Regreso al presente. Me siento en paz y espero que Pepote logre encontrar lo que demonios esté buscando a estas alturas de su vida... "Time"... ¡Tócala otra vez, Sam! "You must remember this. A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh. The fundamental things apply, as time goes by..." Y por favor, ignoren a David Goodes y eviten disparar sobre el pianista.